Este domingo 4 de julio se dió inicio al trabajo de la Convención Constituyente (CC) elegida por votación popular el 15 y 16 de mayo en Chile. La solemne inauguración de la instancia que redactará la nueva carta fundamental, no estuvo exenta de dificultades, toda vez que una vez cantado el himno patrio, algunos convencionalistas pidieron a la secretaria relator encargada de la ceremonia Carmen Gloria Valladares, suspenderla hasta que cesará la represión policial que a esa hora (10 de la mañana) ocurría contra los manifestantes que rodearon la instancia a unas pocas cuadras del ex Congreso Nacional donde los 155 convencionalistas constituyentes debían prestar juramento o promesa. Cabe recordar que producto de la revuelta de octubre de 2019, la reivindicación general mayoritaria se ha expresado en el fin a la constitución pinochetista de 1980 y el inicio de un proceso de posibles transformaciones profundas en Chile, a partir de los resultados del trabajo por hasta un año de plazo que tienen los elegidos convencionalistas para redactar la nueva constitución chilena.
Una antesala conflictiva
La antesala a la inauguración de la Convención Constituyente tuvo un ambiente encrespado que da cuenta de importantes diferencias entre los convencionalistas que mayoritariamente representan a grupos sociales, partidos políticos y etnias contrarios al gobierno de derecha, el que ha tenido que hacerse cargo de una reforma a la actual constitución, que ha permitido, junto a la movilización popular, la oportunidad de cambiar los marcos institucionales heredados de Pinochet. Piñera y sus colaboradores deben dar provisión, preparar y disponer, de toda la logística y condiciones de comunicación para los convencionalistas constituyentes. En este contexto, se ha pedido la renuncia al Secretario Ejecutivo Francisco Encina, nombrado por el presidente Piñera para las tareas de aseguramiento general. El caso es que Encina no consideró medidas para la traducción de las lenguas de los pueblos originarios al castellano, toda vez que estos representantes pudieran expresarse en sus lenguas nativas. Es decir, los criterios de comunicación, para el actual gobierno, omite que el país contiene una riqueza cultural que se expresa en distintas lenguas, particularmente la lengua del pueblo mapuche, el mapudugún o “lengua de la tierra”, más aún cuando se reservaron 17 escaños exclusivos para las etnias locales.
Por ello, en la previa a la ceremonia, dos hechos se pueden relatar: por un lado, cuyo responsable directo es el gobierno, la licitación de un aparato de seguridad para la Convención Constituyente, con costo de casi medio millón de Euro, presupuesto que iguala a lo destinado para mecanismos de participación ciudadana y comunicación, que obviamente requiere de otros montos si se busca la participación informada de la ciudadanía y sus organizaciones a nivel de todo el territorio nacional. Por otro lado, “la interna de la oposición” respecto del acuerdo de quién presidiría la Convención Constituyente no se zanjó en una única opción por parte de los representantes de la izquierda, con y sin partido. Por lo que al momento de votar, tanto para la presidencia como por la vicepresidenta -votación transmitida por la televisión abierta desde principio a fin-, se pudo observar cómo fueron variando las votaciones, donde el Frente Amplio apoyaba a Elisa Loncón (representante mapuche), y el Partido Comunista y la Lista del Pueblo a Isabel Godoy (representante coya), todos del espectro de la izquierda.
La “Vocería del Pueblo”
Días previos, varias declaraciones aparecieron en el espacio público donde la “Vocería del Pueblo” integrada por convencionalistas constituyentes de listas de independientes y otros de la denominado Lista del Pueblo (también sin partidos), con más de 80 firmas declaran seis puntos fundamentales como “una política de dignidad” a seguir como convencionalistas: libertar; verdad y Justicia; reparación; desmilitarización de la región de la Araucanía o Wallmapu; no más expulsiones a personas migrantes; y, soberanía, como poder constituyente. Para estos convencionalistas unidos en la Vocería del Pueblo, “el poder constituyente es un poder plenamente autónomo que se establece para reordenar el cuerpo político de una sociedad, teniendo como límites el respeto de los derechos fundamentales”. Declaración que según analistas, viene a poner un primer rayado de cancha, explicitándose en ella un carácter refundador.
Al respecto, Elisa Gustinianovich de la Lista del Pueblo, convencionalista de Punta Arenas y ecofeminista , ha expresado en entrevista que la Convención Constituyente “es un evento que se ha propiciado y abierto por los pueblos movilizados y es de esperar que su inauguración tenga también expresiones populares, artísticas; como manifestaciones, marchas y concentraciones, en los distintos puntos del país. Se abre una forma democrática, haciendo converger distintos movimientos y personas, que vienen de luchas socioambientales, feministas, de los pueblos originarios. La mejor forma de aperturar un proceso como el que se vive, es justamente rodeándolo también de todas esas manifestaciones populares. Y que la ceremonia se dé con todas las características simbólicas necesarias y se respeten todas las expresiones de interculturalidad, plurinacionalidad y las expresiones populares que puedan estar en ese espacio. Donde la institucionalidad garantice que no haya represión en el lugar”.
Mas de dos horas suspendida la primera sesión ¡La calle habló!
El hecho mas relevante de la vida democrática de los chilenos y chilenas de los últimos 30 años, y según historiadores y cientistas políticas de la historia del Estado Nación desde su origen en 1810, lejos estuvo de ser una taza de leche. Distintos sectores políticos y movimientos de la izquierda chilena, se congregaron en distintos puntos del centro de Santiago, para marchar hacia el ex Congreso Nacional, lugar donde se desarrollaría a partir de las 10 de la mañana, la sesión inaugural de la Convención Constituyente. La convención comenzó con el himno patrio, y ante denuncias a través de redes sociales de represión a las manifestaciones ciudadanas de apoyo, varios convencionalistas pidieron suspender el inicio a la secretaria relatora. Lo cierto es que más de 20 mil personas congregadas especialmente en la Plaza de Armas y sus alrededores, fueron víctimas del carro lanza aguas y gases, lo que ocasionó violentos enfrentamientos con la policía chilena a los que expresamente se las había pedido una actitud de resguardo del orden público y no de provocación, como ha sido la característica del proceder de una institución (Carabineros de Chile), fuertemente criticada por su accionar violento y corrupto, en el contexto de la llamada revuelta chilena.
Para quienes asistían a este momento copando las calles del centro de Santiago, significa la posibilidad de transformar el Chile que ha discriminado comunidades y segregado la vida. Para América Lobos, de la comuna de Quinta Normal, barrio popular, están presente porque “es un día histórico que resume muchos años de lucha, para llegar a un día que no nos imaginábamos, iniciar un proceso hacia una nueva constitución”. América Lobos y sus acompañantes portaban un cartel en favor de la libertad de los presos políticos: “Nosotros esperamos que los presos políticos estén todos en sus casas, que les den la libertad y puedan expresar todo lo que han vivido en la cárcel; que vayan saliendo de uno en uno. Es una lucha que nos corresponde, no son delincuentes los jóvenes, lucharon por un Chile mejor, digno e igualitario”.
Elección de Elisa Loncón -del pueblo mapuche- como Presidenta de la Convención marcó momento emocionante
Una vez tranquilizada la calle con acuerdo por parte de la policía de abstenerse de acciones contra los manifestantes, las que se desplazaron hacia Plaza Dignidad, emblemático lugar donde se inicio y se sostuvo la revuelta por casi tres meses, los y las convencionalistas se dispusieron a elegir a las autoridades que presidirán la Convención Constituyente para el proceso de 9 meses o si se requiere, hasta un año. El procedimiento consistió en que cada convencionalista debía en una primera papeleta asignada con su nombre, escribir al o la constituyente de su preferencia para presidir la instancia. En una primera votación Loncón no logró los 78 votos que significaban la mayoría absoluta. En esta primera vuelta se anotan 8 candidatos, los que expresaban las distintas sensibilidades y posiciones políticas de los constituyentes. Particularmente los representantes del oficialismo logran 36 votos, precisamente de todos sus convencionalistas. Mientras la izquierda conformada por personas con y sin partido lograron 93 votos divididos en 58 para Elisa Loncón y 35 votos para Isabel Godoy, ambas representantes de pueblos originarios. En una segunda votación Loncón logró 96 votos y Godoy solo 5. Lo que indica que la mayoría de los votos comunistas y de integrantes de la llamada Lista del Pueblo, decidieron dar su apoyo a la presidenta de la Convención.
Llama la atención que cada voto era llevado hacia la testera por el o la constituyente, se lo entregaba a la secretaria relatora Valladares y ésta lo mostraba a través de una cámara y pantallas puestas en antejardín del ex Congreso Nacional; luego voceaba la preferencia hasta completar los 155 votos. Solo uno de los convencionalistas votó telemáticamente, por estar con cuarentena preventiva en su lugar de residencia.
Una vez envestida como presidenta de la Convención Constituyente, Elisa Loncón Antileo expresó en su lengua, traduciendo, lo siguiente: “Todo el pueblo de Chile que nos está escuchando…¡aquí estamos! Agradecerles el apoyo a las diferentes coaliciones que entregaron su confianza y depositaron sus sueños en el llamado que hiciera la nación mapuche para votar por una persona mapuche, mujer, y para cambiar la historia de este país…esta fuerza, es para todo el pueblo de Chile, para todos los sectores, para todas las regiones, para todos los pueblos y naciones originarias que nos acompañan, para todas las organizaciones. El agradecimiento es también para la diversidad sexual, para las mujeres que caminaron contra todo este sistema de dominación. Estamos instalando aquí una manera de ser plural, una manera de ser democráticos, una manera de ser participativos…” Hizo énfasis en que la convención transformará a Chile en un Chile plurinacional, “en un Chile intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, o los derechos de las cuidadoras; en un Chile que cuide la madre tierra”, así como un país que recupere sus aguas. Finalizó con un saludo a su pueblo, que lucha en el Wallmapu (territorio o país mapuche) porque “es un sueño de los antepasados que se hace realidad”. Refundar el Chile, estableciendo nuevas relaciones de respeto entre quienes habitan el país.
Adelantó que el carácter de la convención sería participativa, con una dirección rotativa y colectiva, ampliando la democracia y la participación, convocando hasta el último rincón de Chile, a aportar en la tarea de dotar al país de nuevas reglas de convivencia.
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