Milei en su propio laberinto

Milei Trump Wahlen IWF
Das Gebäude der UN-Generalversammlung in New York
Foto: Nicolas FERELLEC via wikimedia
CC BY-SA 2.5

(Buenos Aires, 6. Oktober 2025).- El mes de septiembre no había sido auspicioso para el presidente argentino Javier Milei: a las denuncias por corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad -en donde se señaló que habría habido un sobreprecio en ciertas compras de la Agencia y que el 3% de esos montos aumentados se los habría llevado la secretaría de la presidencia, Karina Milei, hermana del presidente- se le sumó el pésimo resultado del partido gobernante, La Libertad Avanza, en las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires. Para empeorar la situación, una multitudinaria marcha en contra del veto a la ley de financiamiento universitario y por mejoras presupuestarias en salud pediátrica comprobadas por el congreso acompañó una jornada en la que el poder legislativo se pronunció mayoritariamente en contra del ajuste económico de Milei en esos temas.

Además, en las últimas semanas la calificación crediticia de Argentina por parte de las agencias internacionales de calificación se tambaleó y descendió. Las reservas internacionales de divisas se redujeron drásticamente debido a la intervención del gobierno en el mercado cambiario. Para sostener el peso argentino, que amenazaba con salirse de la banda acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno intervino de manera masiva. Esta violación por parte de Milei de la doctrina anarco-libertaria, según la cual el Estado no debe intervenir, generó una pérdida de confianza en los mercados financieros internacionales y aumentó considerablemente la presión sobre el gobierno.

Sin embargo, el mayor desafío para el gobierno serán los pagos de deuda y de intereses frente a acreedores privados por un monto de 8.500 millones de dólares estadounidenses que vencen en los próximos meses; otros pagos pendientes —por ejemplo, a organismos financieros internacionales— siguen, aunque son más manejables. Sin la obtención de un nuevo “paquete de rescate”, Milei se vería obligado a declarar una moratoria, es decir, la cesación de pagos de Argentina. Una catástrofe mayor sería difícil de imaginar.

Pero algo cambió gracias al encuentro del primer mandatario argentino con Donald Trump, en ocasión de su viaje a la Asamblea General de Naciones Unidas a Nueva York. En su discurso, no ahorró elogios para Trump, mientras evitó mencionar el genocidio en Gaza para continuar su amistad inquebrantable con Netanyahu. Ese mismo día, en la cuenta de X de la Oficina del Presidente de la República Argentina, se publicó el tuit de Donald Trump, que parecía devolverle los elogios a Milei tras aquel discurso.

„Muy respetado presidente de Argentina“, le dijo y posteó. „Líder verdaderamente fantástico y poderoso (que ha) avanzado en todos los niveles a una velocidad récord“, siguió. Le adjudicó una „estabilidad de la economía“ que, en verdad, no es tal y le prometió apoyo político a su “fuerte aliado”. Tras el encuentro, el gobierno argentino recibió el anuncio de un auxilio providencial de Estados Unidos, que consiste, en un rescate por US$20.000 millones y en la posibilidad de que el Tesoro estadounidense, es decir el Ministerio de Economía de EE.UU., compre bonos de la deuda argentina e, inclusive, que el estado argentino emita bonos para ser comprados exclusivamente por el Tesoro norteamericano.

A ese salvavidas financiero se sumaron los apoyos del Fondo Monetario Internacional, que en un comunicado adelantó su disposición a flexibilizar metas y acelerar desembolsos para sostener las reformas del gobierno argentino. El Banco Mundial, por su parte, aprobó de forma extraordinaria un paquete de asistencia de emergencia para cubrir brechas fiscales y dar oxígeno al programa económico oficial.

El periodista Marcelo Falak reseñó el encuentro y destacó las hipótesis de orden geopolítico detrás de la ayuda. “Conciente de la imposibilidad de que alguien lo ame fuera de su base ultra (¿?), Trump se conforma –a lo Maquiavelo– con meter miedo para reformatear un sistema internacional, político y económico, que ya no depende como quisiera de los designios de la hiperpotencia.” El enemigo es China y en este juego la Argentina importa como pieza clave en la región para contraponerse a Brasil, el gigante continental gobernado por lo que para Trump y Milei hoy es la “izquierda radical” de Lula. Tal como señala Falak, le guste o no a Trump, Brasil importa por peso propio y resulta gravoso sostener sanciones como las que le ha impuesto: un aumento de los aranceles del 10 al 50%.

Estados Unidos necesita de la estabilidad del gobierno argentino, pero la ayuda viene con condiciones que volverán aún más costoso el ajuste financiero para los sectores mayoritarios de la población argentina. Además del impacto en términos de soberanía nacional: En las elecciones parlamentarias del 26 de octubre se renovará la mitad de los escaños de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Después de ello, deberán aplicarse las directrices fijadas por Washington a través del ministro de Finanzas Scott Bessent. Concretamente, el Ministerio de Economía argentino y el Banco Central deberán aumentar sus reservas en dólares, devaluar nuevamente el peso y consolidar el presupuesto a toda costa. Finalmente, deberá alcanzarse un consenso político para establecer este sistema económico, que sin embargo no es adecuado para la mayoría de la población.

Mientras un nuevo escándalo sacude la presidencia de Milei: el candidato del partido gobernante La Libertad Avanza para la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, recibió una transferencia de 200.000 dólares estadounidenses y realizó decenas de vuelos en aviones del narcotraficante Fred Machado. Este se encuentra actualmente detenido y enfrenta un proceso de extradición a Estados Unidos. El 5 de octubre, debido a la fuerte presión pública, Espert se vio obligado a retirar su candidatura, aunque Milei lo sostuvo hasta el final. Las encuestas pronostican un nuevo desastre electoral para Milei. Si logrará encontrar una salida de su propio laberinto después del 26 de octubre es cada vez más dudoso.

Aquí encuentras la traducción al alemán.

La historiadora Gabriela Mitidieri y el sociólogo Robert Grosse trabajan en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y escribieron este artículo en el marco del proyecto „Linea B – Researching authoritarian politics between Latin America and Europe“ de CELS y Research Against Global Authoritarianism (ReGA). Sale también en el ReGA-Newsletter, suscribirse aquí: http://tinyurl.com/3c6h83ny

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