La contingencia sanitaria causada por El COVID-19, llevó a los gobiernos, en su mayoría, a tomar medidas que salvaguardan la propagación del virus, medidas como las restricciones del contacto físico, las cuarentenas, la prohibición de reuniones masivas y hasta de 3 o 4 personas en lugares abiertos en países como Alemania o otros países de la Unión Europea. En América latina se tomaron restricciones más estrictas en donde la prohibición llegaba a tal punto de no permitir la salida de las personas, se salía por razones estrictamente necesarias y bajo el control de las autoridades, restricciones que duraron más de tres meses. Aunque podríamos seguir haciendo una lista de dichas medidas, nos interesa ahondar en que estas restricciones como el distanciamiento social aunque necesarias, también fueron excesivas y vulneraron el derecho civil a la protesta, la manifestación y la reunión pacífica. Restringir el uso del espacio cívico, vulnera el derecho a la participación democrática, puesto que el uso del espacio es un ejercicio de democracia participativa, importante y necesaria.
Sin embargo, las restricciónes del uso del espacio no han sido un impedimento para que en este 2022 mujeres en todo el mundo salieran a las calles en conmemoración del 8 de marzo. El derecho a la ciudad entendido como el derecho en donde todos los habitantes habitamos, utilizamos, ocupamos, producimos, transformamos, gobernamos y disfrutamos de las ciudades, pueblos y asentamientos urbanos, donde además estos son los espacios que integran las diferencias, que contemplan las particularidades, que reconocen la comunidad, la familia, las amigas. Es la posibilidad de construir una ciudad donde se vive el derecho a ella, incluyendo el derecho a protestar; a reunirse masivamente; llevar mensajes a sitios de poder como corporaciones, gobiernos, organizaciones, etc.
Como las restricciónes del Covid afectaron a las mujeres?
Hacemos una revisión sobre la restricción del uso del espacio como medida de contención de la propagación del COVID-19, y cómo estas restricciones particularmente afectaron a las mujeres en múltiples ámbitos; reduciendo además una fecha como el 8 de marzo en el que se conmemora las múltiples luchas, logros y resistencias, que como mujeres hemos tenido a lo largo de la historia, espacio que con el tiempo se ha ganado, reivindicado y que simbólicamente es sumamente importante y necesario para el movimiento feminista pues es allí, donde como colectivo nos sumamos, unimos fuerzas y mostramos que las mujeres estamos presentes y que seguimos trabajando en las reivindicaciones por una sociedad más justa, democrática, igualitaria y feminista.
Jocelyn López, activista, feminista, mexicana analiza que el patriarcado es entendido como el sistema vertical de dominio de unas personas sobre otras, bajo este sistema muchas personas hemos vivido como esclavas de sus condicionamientos culturales, históricos y sociales, esclavas hasta en nuestra psique, la mujeres hemos sido históricamente las más afectadas de este arcaico paradigma.
Quien se encarga de los trabajos para una vida sostenible?
Con la pandemia se ha hecho más que evidente que simplemente es insostenible para la vida y tenemos que hablar del trabajo de cuidados, en el mundo las mujeres y niñas han cargado con la principal responsabilidad de atender las crisis de cuidados a la que nos estamos enfrentando, las comunidades no tienen las capacidades que se requieren para cubrir los trabajos imprescindibles para la sostenibilidad de la vida, para garantizar la vida y el funcionamiento social, de por sí muchas mujeres ya cargaban con dobles turnos laborales, después de la pandemia se han triplicado, pues claro se han multiplicado también las tareas de cuidado.
Según el informe que Oxfam acaba de publicar en este abril sobre los cuidados en américa latina y el caribe, antes de la pandemia se tenía entendido que la brecha de género se iba a cerrar en 99 años, ahora se estima que va a tomar 135 años al menos para cerrarla, y esto en medio de un deterioro de las condiciones socioeconómicas generales para toda la población, otro dato impactante que compartieron en ese informe es que en américa latina solamente se destina 1% del PIB al trabajo de cuidados y en europa solamente un 2%, lo cual no es nada y pues así se ven entonces las prioridades para garantizar la vida. Para hacer este trabajo de cuidados muchas mujeres y niñas renuncian a su autonomía, renuncian a sus sueños a sus propios cuidados, y se suben como a un loop, se dejan como llevar por la inercias del patriarcado tan arraigadas todavía, necesitamos transitar a una sociedad que ponga la vida en el centro, la vida humana y de la naturaleza y la tierra si ponemos a la vida como centro de importancia, entonces toda la sociedad se mueve. Para garantizar los cuidados de forma equitativa y universal, repartidos entre todas las personas a quienes nos concierne nuestra vida. El paradigma de la colaboración, la autonomía y la ética del amor está latente también y ahí hay que enfocar nuestros esfuerzos ahora más que nunca. Podemos liberarnos de los condicionamientos en que hemos vivido. Necesitamos mirarnos críticamente, mirar qué actitudes tenemos que cambiar para vivir libres, sostenidas y caminando con coherencia la interdependencia en la que vivimos. Y por fortuna muchas estamos despertando, organizandonos, exigiendo que se asuman las responsabilidades de los diferentes actores de la sociedad, tejiendo redes, así sigamos, que vale más que nuestra vida, nuestro tiempo, nuestro poder sobre nosotras.
La siginificancia del momento de la pandemia para la lucha feminista
La pandemia puso en evidencia la precariedad en algunos sistemas de salud, el poder de algunos países del norte en comparación al sur global, las falencias del sistema educativo, la desigualdad social; y además de todo esto, que el peso del cuidado y las labores del hogar recaen principalmente en las mujeres, se incrementó el maltrato y la violencia intrafamiliar.
Si había un momento en el cual era necesario que las mujeres saliéramos a las calles a manifestarnos, fue durante estos tiempos de restricción, pues reducir el uso del espacio para las mujeres significó el debilitamiento del tejido social y vital que nos sostiene, restringió la posibilidad de que el 8m siga siendo un lugar para reafirmar las colectividades. Claudia Rodríguez, mujer activista, feminista colombiana, perteneciente a la Red rojo y violeta nos cuenta justamente de la linea delgada que atraviesa la lucha feminista en la pandemia.
Claudia Rodríguez, Mujer activista, feminista colombiana perteneciente a la Red rojo y violeta, que nos hablara de su experiencia en las calles dentro del movimiento feminista colombiano. Ella relata : „Nosotras como movimiento de mujeres en Colombia somos la red Rojo y Violeta y nuestra forma de resistencia es la organización, la acción colectiva, la posibilidad de sumar a la transformación del mundo, un mundo anticapitalista, antipatriarcal, antiracista, antiimperialista. El proceso de movilización de las mujeres en Colombia ha sido muy importante en medio del proceso de la pandemia y del COVID. Todo el proceso de violencia fue profundizando: la desigualdad, las violencias de género al interior de las viviendas, tener que estar junto con sus violentadores, sufrir el tema de despidos masivos, asumir la economía del cuidado bajo unas condiciones precarias, fue muy alto. Sin embargo, es muy importante resaltar que uno de los primeros sectores que en el 2020 salió nuevamente a las calles a manifestarse contra los feminicidios, a manifestarse contra el proceso de violencia contra las mujeres y llamando a que no fueran las mujeres las quienes asumieran el costo de la crisis, fuimos nosotras las mujeres de diferentes edades, de diferentes contextos, de diferentes procesos organizativos nacionales, regionales, salimos sabiendo que había restricciones en términos del encuentro y de la movilización, salimos y decíamos nuestro derecho a la protesta hacia el mes de septiembre de 2020 esto como preparativo a una movilización bastante grande del 25 de Noviembre del 2020 en el que convocamos en diferentes regiones del país, en diferentes procesos y diferentes acciones, donde el principal “blanco Objetivo) era precisamente el gobierno nacional el proceso como de crisis y de vulneración de los derechos de las mujeres en la precariedad y en las condiciones de la economía del cuidado así como, de la organización de los derechos políticos.“
La restricción del espacio es al favor del patriarcado
Escuchando a Claudia Rodriguez entendemos que la restricción del espacio, tuvo consecuencia más allá de los efectos causados por la contingencia sanitaria. Las condiciones materiales de la vida cotidiana contribuyeron a reproducir la inequidad de género, el trabajo, la economía del hogar, la economía del cuidado, pusieron en evidencia las formas en las que nos relacionamos, económica, política, culturalmente, pusieron en evidencia una sociedad patriarcal donde los pesos que recaen sobre las mujeres, donde existe una alta presión social por una mujer que trabaja, atiende su hogar y cuida a sus hijos.
Aquí se encuentra este artículo en alemán.
Aquí se escucha el programa audio sobre este tema en castellano, aquí lo mismo en idioma alemán.
A favor del patriarcado – Las restricciónes del espacio en la pandemia von Nachrichtenpool Lateinamerika ist lizenziert unter Creative Commons Namensnennung-Weitergabe unter gleichen Bedingungen 4.0 international.
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