(Berlín, 8 de Marzo de 2020, matraca).- En medio de la crisis del corona virus, miles de mujeres fueron a las calles de Berlín para denunciar el femicidio en América Latina y en Oriente Medio.
A diferencia de la llamada que recibí con la elección en Río de Janeiro de hacer la manifestación del 8 de marzo el día lunes 9, la organización de Berlín apostó al domingo para salir a las calles a denunciar el racismo, el neoliberalismo extractivista y el patriarcado.
Al llegar a Warschauer Strasse me encontré con un grupo diverso de mujeres, hombres no cis y también algunos hombres cis que ocupaban el centro de la calle con sus cuerpos y mensajes cercados por el siempre incómodo cinturón policial. La mención del corona virus pronto apareció en uno de los primeros carteles que señalaban que los números de feminicidios eran más letales que la nueva gripe que abruma los noticieros. Los mensajes más frecuentes hacían referencia a la equidad y al derecho al trabajo, a los derechos reproductivos y al territorio. El llamado clásico a la renuncia al capitalismo y a la lucha antifascista siempre me hacen las lágrimas llegar hasta las mejillas. También llamaron mi atención dichos de sello más lingüístico, por así decirlo, como “Si no fuera por Hermione, Harry Potter habría muerto en el primer libro” o “I don´t hate dicks, i hate dickheads” y el neologismo “Shevolution”. Una simple caja de leche llevaba el mensaje “No permitas que el corona virus legitime el cierre de fronteras“. Este fue mi favorito por el hecho de ser pedagógico y desagradable.
Me uní al Bloque Latinoamericano, donde encontré conocidas y escuché Brasileras en la conversación de atrás. La lectura del llamado al acto fue leída después de unos minutos de silencio en recuerdo a las recientes víctimas afganas asesinadas y con los crímenes sin resolver. La lucha contra el patriarcado, el neoliberalismo y el racismo fueron los puntos destacados, así como el llamado a la solidaridad internacional y a la mayor participación de mujeres trans, trabajadoras, negras y no-blancas. Después de ese momento, los hombres cis fueron invitados a permanecer detrás del acto o a participar en otras acciones que apoyan la lucha de las mujeres. Salimos después de cantar juntas la canción de las chilenas: „El estado opresor es un macho violador“ y también su versión alemana, que no sonaba tan cálida, pero contó con los esfuerzos de varias para completar la métrica de la traducción. Como estaba sola, me fijé en un punto y admiré la salida de aquella multitud en dirección a Frankfurter Tor.
“América Latina será toda feminista!”
Luego vi algunos grupos con carteles denunciando las víctimas de asesinatos y presas políticas en Irán, por ejemplo. Al final de la partida había un grupo divertido con una bicicleta musical animando a la multitud del fondo. Me alejé errante y entoné canticos como “sóla y borracha, quiero llegar a mi casa!” y “América Latina será toda feminista!”. Encontré a mi amiga cerca de la batería y seguimos por ahí hasta llegar a Frankfurter Allee. La amiga de mi amiga comenzó a hablar sobre lo increíble que sería el Tecnobloque* en esa calle mientras intentábamos aprender una coreografía que la batería conducía. Al final nos agachamos, saltamos y luego comenzamos a correr. Era el Tecnobloque que estaba ocurriendo en Berlín. A ella le encantó y luego encontró a un amigo. Mi amiga me explicó que había venido a la demostración de Warschauer Strasse porque era FLINT, concepto que todavía no entiendo muy bien pero que apareció en mi radar. Hasta ahora entendí que son espacios donde los hombres cis no son bienvenidos.
Comencé a sentir frío en mis pies y se acercaba la calle que me llevaría de camino a casa, pero estaba estancada, entonces decidimos ir al tradicional pastel de domingo en Supamolly. Era un riesgo porque eran casi las seis en punto y los pasteles podrían haberse acabado. Sonreí al ver todavía algunos pedazos y mi coqueteo platónico sonriendo detrás del balcón. Las chicas pasaron al baño, el pastel estaba delicioso e incluso encontré a mi compañera de casa para volver juntas.
Berlín, 8 de marzo de 2020
*Bloque de carnaval que corre por las calles de Rio de Janeiro.
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