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Despedida en Santiago

El golpe también destruyó las esperanzas de los internacionalistas alemanes – y separó a dos amigos
 
Los dos amigos recorren juntos el corto camino hasta la embajada alemana. Las preocupaciones y las incertidumbres se pueden sobrellevar mejor colectivamente, algo que también aprendieron en los 1.000 días de socialismo chileno, que llegaron a su abrupto fin hace unos días, el 11 de septiembre de 1973. Cerca de ellos, sobre la sede del gobierno, La Moneda, sigue saliendo humo. Desde aquí, el Presidente Salvador Allende se dirigió por última vez a la población a través de la radio: dio las gracias a los trabajadores, advirtió de tiempos oscuros y, al mismo tiempo, sembró el coraje de que «de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.»
 
Norbert Lechner y Franz Hinkelammert recorren esta mañana Santiago por grandes calles desiertas, pero apenas se ve gente libre. «Libre», en estos días, significa no ser uno de los que son detenidos y torturados, ni más ni menos. Para seguir siendo libres, hay que tener cuidado. Anuncios de radio y carteles llaman a los patriotas chilenos a denunciar a todos los sujetos sospechosos, los «agitadores marxistas» y los «extranjeros» son especialmente peligrosos. No es de extrañar que los dos titulares de pasaportes alemanes eviten el contacto visual con los escasos transeúntes.
 
Hinkelammert es sospechoso en todos los sentidos. Este economista de izquierda y teólogo de la liberación de 1,90 metros de altura, rubio y con una barba deslumbrante, es difícil de pasar desapercibido y bastante conocido. Lechner es algo más discreto, pocos conocen sus trabajos sobre la teoría del Estado. Las intervenciones académicas y políticas del sociólogo son más bien sutiles. Muy poco a poco, en los próximos años, iluminará los «patios de la democracia», la dimensión subjetiva de la política: «Para vivir, no hay que olvidar las cicatrices, cicatrices donde la piel ha perdido su sensibilidad». La reacción de Hinkelammert al golpe tampoco se hace esperar. A los partidarios religiosos de Pinochet les atribuye una «teología del genocidio», a los apologistas económicos del brutal cambio de régimen en Chile -como Margaret Thatcher y Ronald Reagan- los castiga como «ídolos de la muerte» que libraron una «guerra espiritual de exterminio» en nombre del neoliberalismo.
 
Esta mañana aún no saben cuánto apoyo pueden esperar en la embajada de la RFA. Ambos habían dado deliberadamente la espalda a Alemania para convertirse en internacionalistas en el «Tercer Mundo». A Hinkelammert la vida en la parte occidental del país, sólo superficialmente desnazificada, le resultaba insoportable, “una sensación de vivir entre criminales de guerra». Lechner, que creció de niño bajo el nacionalsocialismo, pero también en las dictaduras de Portugal y España, siguió siendo un extraño en Alemania tras su regreso de joven. También él se sentía como un extraño que «tiene dificultades para recordar y expresar sus sueños». El Santiago de finales de los 60 era mucho más cosmopolita, la distancia con la plomiza posguerra del Viejo Mundo era grande, y con Salvador Allende como primer presidente marxista electo, el país se convirtió finalmente en un segundo hogar para muchos intelectuales y activistas de izquierdas a partir de 1970.
 
Ahora Allende está muerto. Al final, la izquierda chilena y sus partidarios internacionales no tienen nada que oponer a la violencia masiva de los nuevos gobernantes. A pesar del clamor internacional, al que también se unen los gobiernos de algunos países occidentales como Francia, Suecia e Italia: ¿Quién lanzaría una intervención directa en el «patio trasero de EEUU»? Más aún en nombre del «socialismo democrático», contra el que la URSS ya había luchado en Praga en 1968 y que en Occidente entusiasmaba quizás a un Willy Brandt, pero nada más. En 1974, la RFA aumentó sus exportaciones a Chile en un 40%, las importaciones crecieron un 65%. El hecho de que la RDA también importara cobre chileno después de 1973 bajo mediación suiza es aún otra historia.
 
En la misión diplomática de la RFA en Chile, Lechner y Hinkelammert son recibidos por el embajador Kurt Luedde-Neurath, abogado de formación, poseedor de la Cruz Federal al Mérito de Primera Clase concedida en 1969 y antiguo miembro del NSDAP y de las SA. Luedde-Neurath es breve: Sí, si estaban preocupados por su seguridad, podían quedarse. Pero la embajada de la RFA no era un hotel y serían trasladados a Alemania en el siguiente avión disponible. En ningún caso aprobaría su presencia en el país mientras continúe la tormenta. Nadie habla. Entonces Lechner se levanta, les da las gracias y vuelve a la calle, de vuelta a casa. Hinkelammert permanece sentado y pronto regresa a Alemania.
 
No es el fin de una amistad. Como activistas de derechos humanos e investigadores de la Unesco y de la Universidad Libre de Berlín, ambos seguirán manteniendo un estrecho contacto, dos voces incómodas, dos volúmenes desiguales. No, ese día termina algo más y comienza algo «para lo que al principio nos faltaban las palabras», recuerda Lechner en una entrevista en 2004. Allende había prometido con mucha confianza el surgimiento inevitable de nuevos y grandes alamedas. Los supervivientes, sin embargo, habrían tenido que añadir algo más a esta promesa, a saber, «pensar nuestra salida desde la derrota (…), dar el impulso, para una nueva forma de pensar y de hacer política, al borde de las grandes avenidas».
 
Norbert Lechner vive en Santiago hasta el final de su vida en 2004, un año antes recibe la nacionalidad chilena. El nuevo hogar de Franz Hinkelammert pasa a ser Costa Rica, donde funda un instituto de teología de la liberación en 1976 y defiende la crítica religiosa marxista hasta su muerte en julio de 2023.

Hallazgos – Chile 1973 en la Alemania dividida

El golpe militar contra el gobierno democrático de Chile el 11 de septiembre de 1973 causó indignación en todo el mundo. La solidaridad con todos los que tuvieron que sufrir la represión de los nuevos gobernantes o huir al exilio fue grande, también en Alemania, que entonces aún estaba dividida. Sin embargo, las reacciones oficiales de ambos bandos fueron muy diferentes, caracterizadas aquí por la autoimagen política de la «economía social de mercado» y allí por el «socialismo real existente». Esto también se reflejó en el tratamiento artístico del brutal golpe de Estado, que osciló entre el apoyo del Estado y la crítica al Estado.


En su libro ilustrado «Chile 1973: Monumentos y murales en la RDA y la RFA», el historiador del arte Carlos Gomes rastrea estas emocionantes huellas, que a menudo afloran inesperadamente en los espacios públicos para los nacidos después. La Internacional de Allende (IA) habló con él sobre murales descoloridos, estatuas desaparecidas y palomas de la paz militantes.


El golpe militar contra el gobierno democrático de Chile el 11 de septiembre de 1973 causó indignación en todo el mundo. La solidaridad con todos los que tuvieron que sufrir la represión de los nuevos gobernantes o huir al exilio fue grande, también en Alemania, que entonces aún estaba dividida. Sin embargo, las reacciones oficiales de ambos bandos fueron muy diferentes, caracterizadas aquí por la autoimagen política de la «economía social de mercado» y allí por el «socialismo real existente». Esto también se reflejó en el tratamiento artístico del brutal golpe de Estado, que osciló entre el apoyo al Estado y la crítica al Estado. En su libro ilustrado «Chile 1973: Monumentos y murales en la RDA y la RFA», el historiador del arte Carlos Gomes rastrea estas emocionantes huellas, que a menudo afloran inesperadamente en los espacios públicos para los nacidos después. Allende’s International (AI) habló con él sobre sobre murales políticos, estatuas desaparecidas y palomas de la paz militantes.


Allendes Internationale (IA) Carlos, ¿qué te impulsó a fijarte en las obras de arte que conmemoran el golpe de 1973 en calles y lugares públicos de Alemania?

Llevo mucho tiempo trabajando en el campo de la historia del arte, siempre con una perspectiva política. Para mi último proyecto sobre los monumentos a Lenin, también viajé mucho por Alemania del Este y me encontré con algunos monumentos de Salvador Allende. Me picó la curiosidad, empecé a investigar y encontré un montón de murales preciosos y un auténtico paisaje conmemorativo de Salvador Allende, Pablo Neruda, Víctor Jara y las víctimas civiles de la dictadura militar,

IA: Entonces, ¿fue un hallazgo casual o ya tenías una conexión con Chile?

Mis padres tenían discos con las canciones revolucionarias de Víctor Jara, Inti-Illimani y Quilapayun. Los escuchaba mucho de niño, y luego de adolescente junto a Nirvana y Offspring. Y aunque no siempre entendía bien las letras, comprendía el contexto general. Justo después del busto de Allende, vi una estatua de Víctor Jara en el Köpenick de Berlín y pensé, qué hace aquí, lo conozco. Sólo poco a poco fui descubriendo toda la historia de la solidaridad chilena, que por supuesto es un tema apasionante. Los numerosos memoriales, monumentos y murales sobre Chile en 1973 son una expresión de ello.


IA: ¿Y cómo emprendió esta búsqueda de huellas? ¿Hubo fuentes con palabras clave o fue más bien una búsqueda en Internet?

Siempre hay que abordar algo así de diferentes maneras. Investigar en Internet, por supuesto, pero luego también hablar con las autoridades que se ocupan de la conservación de los monumentos históricos o con asociaciones. Los chilenos en Alemania también están bien conectados, y a veces tenían información. El libro también presenta algunos monumentos y murales que ya no existen y estas redes fueron muy importantes, personas que aún tenían fotos antiguas o información sobre dónde habían pintado los murales en aquel entonces.

IA: Dices que el libro es también una incursión en el movimiento de solidaridad chileno. ¿Qué quiere decir con eso?

Hay que hablar en plural, de movimientos de solidaridad, en los años 70, porque por supuesto había dos movimientos distintos en la RFA y en la RDA. Las diferencias son muy interesantes. En la RFA, el movimiento de solidaridad con Chile era muy crítico con el Estado. El gobierno de la RFA mantenía relaciones con la dictadura de Pinochet y seguía apoyando las transacciones económicas. En la RDA, en cambio, el movimiento de solidaridad con Chile fue estatalista. El Estado se puso a la cabeza de este movimiento, rompió inmediatamente las relaciones con Pinochet y luego apoyó activamente a la oposición. Por eso se erigieron tantos monumentos en la RDA, desde arriba, por así decirlo. En la RFA, en cambio, hay más murales, a menudo creados por iniciativa de exiliados o estudiantes.


IA: ¿Estas diferencias se reflejan también en los motivos, el lenguaje formal y los lugares donde pueden verse estas obras?

En la antigua RDA, los bustos, estatuas y placas conmemorativas se colocan en plazas, con un espacio verde a su alrededor, siempre muy bien cuidado. Allende, Neruda y Jara eran motivos centrales para los artistas de allí. En la RFA hubo a veces expresiones de solidaridad por parte del Estado, pero nunca se erigieron monumentos. Algunos de los murales de la RFA también se pintaron ilegalmente y provocaron discusiones posteriores. La Universidad de Bielefeld, por ejemplo, quiso pintar sobre un mural que un grupo de exiliados había pintado allí en una acción nocturna y con niebla. Pero el AstA [Comité General de Estudiantes] lo impidió y, entretanto, este mural bien conservado es un edificio protegido. El principal problema en Bielefeld fue que el cuadro representaba a los EE.UU. como cómplices y la universidad lo consideró inaceptable al principio.

IA: Aún quedan 27 lugares conmemorativos, otros ya no existen. ¿Cómo desaparecieron? ¿Por motivos políticos o simplemente por desplazamiento urbano?

Los murales no se pintaron para que duraran siempre, sino para llamar la atención sobre un tema de actualidad. Y un mural al aire libre se desvanece al cabo de unos años. Y, por supuesto, algunos murales fueron derribados o se construyeron otros nuevos, un proceso natural. Es más lamentable que en Alemania Oriental, después de 1990, se retiraran algunos bustos de Allende y monumentos a Chile. Con el pretexto de renovarlos, se desmantelaron y luego nunca se reconstruyeron. En un país que defiende la democracia y los derechos humanos, debería recordarse lo que ocurrió en Chile hace 50 años.

IA: ¿Ha hablado también con los residentes locales? ¿Cuál es su relación con estos monumentos? ¿Saben quién está en el césped?


Sí, la verdad es que es muy gracioso, a veces he encontrado información sobre monumentos en viejas listas de la RDA, donde no estaba claro si seguían existiendo. En Chemnitz, por ejemplo, pregunté y me enteré por una persona de que allí se organiza un acto conmemorativo todos los años el 11 de septiembre. O en Radebeul, un monumento fue retirado y luego reconstruido por iniciativa de los vecinos. Encontraron al artista y enseguida se mostró dispuesto a hacer una copia. Una iniciativa recaudó dinero y al final la ciudad también ayudó un poco. Mi impresión es que en Alemania Oriental estos monumentos son importantes para los residentes. En Occidente, los murales que se conservan están sobre todo en las universidades y ellas se encargan de su conservación, a veces también las personas que ayudaron a pintar en su momento.

IA: Sin embargo, también hay nuevos debates sobre algunos monumentos y bustos, especialmente en el caso de Pablo Neruda. Se le acusa de agresiones sexuales, incluso de violación, y también se critica el modo en que se comportó con su hija discapacitada. Como historiador del arte, ¿qué sugiere? ¿Qué debería ocurrir con los lugares conmemorativos de Neruda?</strong?

Por supuesto, en Alemania se honra a Pablo Neruda por su papel político en el Chile progresista de la época y por su calidad literaria. Por lo tanto, estos monumentos deberían seguir en pie, pero debería haber paneles informativos adicionales que aborden las críticas, para que cada visitante pueda formarse su propia opinión. Esta información es importante y no debería taparse ni ocultarse de ninguna manera. Los monumentos son lugares importantes para que la gente tenga acceso directo a obras de arte de su vida cotidiana y a entornos que nos acercan a acontecimientos históricos importantes y nos invitan a reflexionar. Por eso rara vez estoy a favor de eliminar por completo los monumentos.


IA: ¿La búsqueda de huellas para conmemorar el golpe de Estado chileno ha terminado para usted o quiere intentar continuarla?

El libro acaba de publicarse, pero mi proyecto también está en línea y sin duda continuará. He investigado meticulosamente pero hay cosas que no he encontrado. En los años 70, los murales se pintaban realmente en masa, a veces tres o cuatro en un día en una misma ciudad. Así que si todavía hay imágenes, me encantaría recibir pistas o fotos y las actualizaría inmediatamente en mi sitio web.

IA: ¿Hay algún lugar que le parezca especialmente mágico o conmovedor y que todo el mundo debería ver?

Berlín Köpenick ya es un pequeño museo de Chile al aire libre. En el barrio hay un busto de Allende, una escultura sobre Chile, las últimas palabras de Allende talladas en piedra, una estatua de Víctor Jará y un poema de Neruda en una placa de bronce. Personalmente, sin embargo, también me fascinan mucho estos murales. Quizá mi mural favorito sea el de la Universidad de Konstanz, obra de la Brigada Salvador Allende. El grupo pintó una paloma de la paz en este cuadro, en posición agresiva de ataque, es decir, no pasiva en absoluto, como se ve a menudo, sino al frente de la resistencia contra la dictadura militar. Me pareció una idea muy bonita y muy bien representada.

Más información sobre el libro y el proyecto de investigación en: https://chile1973indeutschland.org

26.11. 2020 | Evento Online, Rostock 19 horas (UTC+1) A 50 años de la Unidad Popular: del Chile de Allende a la Revuelta de 2019 y más allá…

La victoria electoral de Allende en 1970 abrió grandes esperanzas en todo el mundo. Por primera vez, en un pequeño país de Sudamérica, parecía posible construir una sociedad socialista por medios democrático. El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 puso fin violentamente a estas esperanzas. Surgió entonces un movimiento mundial de solidaridad para la resistencia contra la Dictadura de Augusto Pinochet.

Hoy 50 años después, la sociedad chilena vuelve a suscitar el interés del mundo. La revuelta popular iniciada en octubre de 2019, contra el régimen heredado de Pinochet – y la tibia democratización de los últimos 30 años – más la amplia victoria del Apruebo en el Referendum por una nueva Constitución, el pasado 25 de octubre de 2020, expresan claramente una voluntad colectiva de crear un “nuevo Chile”, más justo, plural y solidario.

¿Qué podemos aprender de los tiempos de Allende para los desafíos que viene? ¿Cuáles semejanzas y diferencias podemos establecer entre estos dos momentos históricos?

Debate con invitadxs y presentación de Retratos audiovisuales de internacionalistas testigos del procesos chileno al socialismo (1970-1973).

Actividad en español con traducción al alemán.

Peter-Weiss-Haus,
Kartenraum,
Doberanerstr. 21, 18057 Rostock

Conversan con nosotrxs:
Dr. Gustavo Abarzúa, Jurista, entre 1970 y 1973 fue activo en organizaciones juveniles en Chile. (Talide e. V.)
Luisa Rau, Planificadora medioambiental y miembro del colectivo “Acciones-Chile-Berlín”
Cristián Gárate (Talide e. V.), activo en la Solidaridad con Chile en tiempos de la RDA.
Moderación: Álvaro Garreaud (La Internacional de Allende)

Ver el evento en Zoom
https://zoom.us/j/94581004127?pwd=ZlRFNThLanNXVFp4ZGR2aEU2N2JSZz09
Meeting-ID: 945 8100 4127
Kenncode: 737062


Enlace del stream de video en vivo:
Ver el evento en Youtube:
youtube

Este evento es parte del proyecto de cooperacion La Internacional de Allende, La Agencia de Noticias de América Latina (NPLA) y la Fundación Rosa Luxemburg (RLS).

19.11. 2020 | Santiago de Chile / online 19h en el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos

19.11. 2020 | Santiago de Chile / online
19h en el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos

Olla común, Comida y solidaridad.
Documental interactivo (Chile, Alemania 2020)

La película ofrece una mirada no-lineal desde el reciente despertar de la sociedad chilena: Después de treinta años de democracia truncada, la insurrección de octubre de 2019 devuelve la esperanza a una población sometida al autoritarismo.

El estado responde de forma represiva y se agudizan las violaciones de los Derechos Humanos. Luego llega el Coronavirus y con él una certeza incómoda: el modelo chileno no solo produce segregación y pobreza, sino también hambre. Resurge entonces la olla común, una organización popular que muchos pensaban extinta, y que en su énfasis en lo colectivo, reedita aquello que nos hace humanos: ser solidarias y solidarios.

Dirección: Fabián Andrade, Pamela Cuadros, Nils Brock.
Duración: variable
Link: documentalollacomun
o la pagina de ‚conectados con la memoria

Un documental de la Internacional de Allende,
una cooperación de la Fundación Rosa Luxemburg (RLS) y el Pool de Noticias de America Latina (NPLA) difundido con el apoyo del Goethe-Institut Chile y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

***

“La Olla Común. Comida y solidaridad” es el nuevo documental interactivo de la Internacional de Allende, un relato no lineal sobre una organización que ha permanecido en la memoria colectiva por décadas, y que reaparece cada vez que el hambre amenaza la vida del pueblo: la olla común.

¿Opio o Revolución?. Cristianos socialistas en tiempos de la Unidad Popular


 

Finales de 1971: una famosa y abundante barba marcha por Santiago. Fidel Castro, jefe del estado cubano, hace una visita para conocer de cerca la «vía chilena al socialismo». A diferencia del presidente chileno Salvador Allende, Castro no llega al poder en 1959 por las urnas, sino después de una exitosa lucha de guerrillas.

 

 

Mientras que en Chile la reforma agraria y las nacionalizaciones avanzan laboriosamente dentro de las leyes existentes, la Revolución Cubana corta de tajo y desde el inicio con la oligarquía y el legado colonial. Rabiosos, los barbudos también se lanzan contra la Iglesia Católica, tildada desde el inicio como reaccionaria.

  

No obstante, Castro se muestra en Chile un poco más cauteloso con sus críticas a la religión. Un grupo llamado «Cristianos por el Socialismo» quiere conocerlo. Durante días el comandante busca sin éxito alguna sotana negra, y cuando finalmente encuentra una, se le escapa lo siguiente:

 

“Me tienen ustedes confundidos; déjenme decirles que si me dicen que ustedes son el grupo de curas revolucionarios, yo no los conozco. Ha cambiado esto tanto desde que yo estudiaba en los colegios religiosos. Ahora no les veo ninguna sotana… Les voy a contar lo que me pasó: llego a la Universidad Técnica, voy subiendo por una escalera, veo allí cuatro tipos y me imagino que son curas, con unos vestidos negros largos; los saludo, les he mirado a la cara y … era el conjunto de los Quliapayún.”
 

Una iglesia en un viaje de auto-descubrimiento


 
No sólo el código de vestimenta religiosa cambió a principios de los 70. La Iglesia Católica está en medio de un proceso de renovación – y de modo no enteramente voluntario. En muchos lugares se ha producido ya la separación de la Iglesia y el Estado. En Chile, desde 1925. Las diócesis pierden influencia y poder, de modo que, para seguir siendo una fuerza social relevante, los pastores y obispos se ven obligados a ofrecer mejores respuestas a la sensibilidad de su rebaño.

 

 

Contrariamente a la creencia general, los sacerdotes y pastores no son particularmente activos en las zonas rurales o en los crecientes barrios marginales de las ciudades. Y sin embargo, es precisamente allí donde surgen nuevas organizaciones entre los trabajadores agrícolas y los colonos, que defienden una vida digna en la tierra. Los fundamentos, en una palabra, se están desmoronando. El Papa Juan XXIII convoca así al segundo Concilio del Vaticano entre 1962 y 1965: los dogmas de la iglesia deben ser renovados. Las comunidades de base cristiana, sobre todo en Sudamérica, proponen el diálogo como fundamento de un compromiso más secular del clero en torno a la lucha contra la pobreza. Así lo formula el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez:
 

«No se puede decir a los pobres que Dios los ama y dejarlos morir de hambre al mismo tiempo.»
 

 

Tanto el Concilio como una Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en 1968 en Medellín, Colombia, son impulsos importantes para una nueva interpretación del mensaje cristiano. Pronto, este llamado teólogo de la liberación daría forma, a su vez, a la autoconcepción de muchos sacerdotes europeos.
 

 
Ya en los años 50 surgen en el Viejo Mundo corrientes como la Nueva Teología, y organizaciones como la Hermandad de Emaús, que proponen un giro hacia los problemas mundanos. También los seminaristas de América Latina participan en los debates de las facultades de teología, en particular en Bélgica y Francia. Además de Gutiérrez, está entre ellos el colombiano Camilo Torres, que más tarde será conocido como sacerdote guerrillero, y el chileno Mariano Puga. Puga describe su estancia en Europa como una época en la que cuestionó muchas certezas de su fe:
 

 
“Me mandan a Paris a estudiar liturgia en el preconcilio y para mí, el estudio de la liturgia, es decir de las fuentes de la liturgia cristiana, me llevaron a estudiar la liturgia en el Evangelio era hablar de las primeras comunidades cristianas, se trataba de gente que quería vivir el Evangelio de Cristo, de gente para ser cristiano había que desapropiarse de los bienes, compartirlos y a un rico se le decía que si no compartía los bienes con los pobres, no podía ser discípulo de Jesús.”

 

Para los jóvenes aspirantes a sacerdotes de Europa, las recomendaciones del Concilio Vaticano II tienen consecuencias bastante prácticas: se les anima a ir a América Latina, donde se necesitan urgentemente sacerdotes, especialmente en las zonas rurales. Entre ellos está el joven jesuita Toon Mondelaers de Lovaina, Bélgica:

 

 

“No era la mayor inspiración, la inspiración era simplemente, América Latina necesita sacerdotes, yo quiero ir fuera de Bélgica y me fui a Chile. Como sacerdote uno no tiene ninguna formación en lo que es política, sociología, etc, etc, todo es doctrina cristiana, filosofía, doctrina cristiana, etc. Yo llegué a Chile como un hombre de buena voluntad, con la convicción de que la iglesia tenía la razón.”
 

No sólo los hombres se van a Chile. Por convicción cristiana, pero en condición trabajadora social y no de monja, también se dirige al sur la entonces joven de 30 años, Maruja Braekman:
 

 
“De repente yo creía otra cosa con mi vida, entre ahí en eso vivimos con tres o cuatro mujeres juntos y para empezar era como un experimento y ahí me quedé 10 años y a la entrada tenías que decir si tú tienes ganas para salir afuera a otro país, tú podrías notar qué país entonces en ese tiempo vino un belga que vivía en Chile y él nos contó algo de Chile y tanto entonces yo anoté si voy a salir será elegido Chile.”
 

Revolución en la libertad

 

 

El despertar de la Teología de la Liberación en Chile es frenado primero por los demócratas cristianos gobernantes (1964-1970). El gobierno del Presidente Eduardo Frei inicia programas de alfabetización y una serie de reformas sociales, siempre con una intención dirigida a la igualdad de clases. El Estado interviene, pero las condiciones imperantes no se cuestionan en lo fundamental. Para algunos cristianos políticamente comprometidos, esto resulta insuficiente. Así lo analiza el historiador español Mario Amorós en su artículo «La Iglesia que nace del pueblo»:

 

 

“Aunque desde mucho antes algunos cristianos se habían comprometido con la transformación socialista de la sociedad chilena y qué mejor ejemplo que Clotario Blest, ex seminarista y primer presidente de la Central Única de Trabajadores, el “diálogo” entre marxistas y cristianos en Chile tuvo como año decisivo 1965. Si en septiembre de 1964 los creyentes votaron en masa a Eduardo Frei para impedir la victoria de Allende bajo la presión de una feroz campaña del terror contra el “comunismo ateo”, en abril y mayo del año siguiente marxistas y cristianos se manifestaron por primera vez de manera unitaria para condenar la invasión norteamericana de la República Dominicana, que derrocó al presidente constitucional Juan Bosch e implantó el régimen represivo de Joaquín Balaguer.”

 

La cuestión no se queda en meras manifestaciones. El 11 de agosto de 1968, un grupo llamado Iglesia Joven ocupa la Catedral de Santiago durante 14 horas. Las más de 200 personas involucradas celebraron una misa de alto perfil contra la guerra de Vietnam y por la clase obrera latinoamericana. Frente a la iglesia, su mensaje blasonado en grandes letras: «Por una iglesia al lado de la población y sus luchas. Justicia y amor». El cardenal Silva Henríquez, apoyado por el presidente Frei, amenaza con un violento desalojo. Poco antes de la fecha límite, la Iglesia Joven se retira.

 

No obstante, el descontento crece en muchas comunidades cristianas. Las mujeres chilenas comienzan también a dudar de los dogmas morales-religiosos y se interesan cada vez más por las cuestiones políticas y sus derechos sociales. Maruja Braekman recuerda que esto también se notaba en las aldeas del sur del país. Y, en ocasiones, ayudaba a que así fuera …

 

 

“Primero fue todavía en la presidencia de Frei. Allí fue que empezaron a funcionar bien los centros de madres. Pero las mujeres que asistían estaban aún muy rezagadas. No estaban tan pendientes de la situación en Chile, de la situación política. Poco a poco, mientras tejíamos, yo empecé a hablar de la situación. Ahí empezó de a poco, porque era un trabajo lento, pero resultó.”

 

 

Por otro lado, la escisión de los Demócratas Cristianos progresa rápidamente. Los pobres resultados de las elecciones parlamentarias de 1969, y una brutal operación policial contra los ocupantes ilegales urbanos cerca de Puerto Montt, llevan a dos de las tendencias de izquierda a romper con el partido. El movimiento de la Unión Popular Unitaria (MAPU) y la Izquierda Cristiana, se unen rápidamente a la campaña electoral de la Alianza de Izquierda Unidad Popular (UP). Jóvenes clérigos, que se autonombran «sacerdotes trabajadores», participan en la campaña electoral. Entre ellos está el joven catalán Antoni Llidó, que describe con diversión, en una carta a su familia, las estrategias de persuasión política:
 

“Andábamos convenciendo a las viejas beatas para que votaran por Allende, pues de lo contrario se iban a condenar sin remedio.”
 

Los cristianos de la Unidad Popular

 

Después de la victoria electoral de la UP, los religiosos no vuelven a los púlpitos. La compatibilidad de la fe y las convicciones marxistas es objeto de muchos debates, entre ellos el llevado a cabo en la primavera de 1971: una reunión histórica de 80 sacerdotes comprometidos, entre los que se encuentra presente Mariano Puga:
 

 
“Nos vamos a juntar algunos curas de las barriadas para reflexionar sobre cuál es nuestra tarea ahora en un Chile que quiere ser socialista y nos juntamos ochenta curas y la reflexión fue en qué nos desafía a nosotros, servidores del evangelio liberador de Jesús el contexto de socialismo a la chilena en que se optó después de las elecciones, entonces los periodistas nos pusieron “cristianos por el socialismo”, ellos. Entonces cada vez que nos preguntaban de qué partido somos contestábamos “de ninguno, pero estamos por el socialismo” pero sí está condenado. La práctica del socialismo no está condenada en ninguna parte, ¿qué es lo que quieren ellos? lo mismo que quería Jesús, un mundo de iguales, un mundo de hermanos, un mundo fraterno el socialismo está más cerca del cristianismo que el capitalismo.”

 

 

Sólo dos semanas después de la reunión de Los Ochenta, marcha el cardenal Raúl Silva Henríquez junto con el bloque sindical, en la manifestación del Día del Trabajo – los socialistas cristianos parecen estar ganando influencia. Poco después, en un texto conjunto, los obispos chilenos condenan cualquier actividad política de los clérigos y alertan sobre la colaboración con las fuerzas socialistas.

 

Pero la amenaza no amedrenta. Por el contrario, un poco más tarde se funda un segundo grupo, esta vez está formado por 200 clérigos, y que – al contrario que Los Ochentas – no se apoya tanto en intervenciones políticas y sociales, sino que examina críticamente las estructuras y conceptos internos de la Iglesia Católica. La argumentación se basa en el principio bíblico que establece que la Iglesia debe tener la pretensión de crear «un nuevo cielo y una nueva tierra». De esto, los teólogos críticos extraen conclusiones bastante prácticas: todos los cristianos están obligados a luchar por la liberación y contra los «ídolos» del mercado.

 

 

Mariano Puga participa intensamente en este debate. En 2016, en una entrevista con el teólogo de izquierdas Michael Ramminger, recuerda los aportes del clero internacional, sobre todo el caso del intelectual brasileño Hugo Assmann, que vivió en Chile durante la Unidad Popular. Puga recuerda a Assmann y otros,

 

„ …que se manejaban muy bien en marxismo, en las grandes revoluciones…..ese sector nos hizo un bien inmenso…porque fueron los que nos fueron informando en la revolución rusa, en las repúblicas socialistas de Europa, en las tendencias.“

 

El jesuita belga Toon Mondelears no ve mucho de ello en el sur de Chile. Su misión es transformar a los estudiantes de Concepción en fieles visitantes de la iglesia parroquial de la universidad. Y, de hecho, recibe muchas visitas, especialmente de los partidarios del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR).

 

 

“Y era el movimiento que conquistó más y más y más influencia y aún mis alumnos de la universidad, católicos en la parroquia universitaria, estaban bajo la influencia del MIR y por ejemplo ciertos alumnos se metieron en el MIR y fueron militantes del MIR, se fueron a formar a Cuba, de Cuba me enviaron cartas, etc. Se formaron en Cuba y volvieron, de tal manera que los alumnos mismos que estaban más y más bajo la influencia del MIR y la ideología Marxista, nos ensenaron a nosotros tengan cuidado y vean la realidad cómo es y no sean doctrinarios, que a partir de la doctrina lo saben todo, entonces nos iban mostrando la realidad como era. Y empezamos gran contradicción en Concepción a organizar cursos de marxismo en la parroquia, para nuestros alumnos en la parroquia.”

 

Fascinado, el economista y teólogo alemán Franz Hinkelammert observa este diálogo cristiano-marxista, que en septiembre de 1971 conduce a la fundación oficial del grupo Cristianos por el Socialismo (CpS). Hinkelammert está en el país como especialista de la Fundación Konrad-Andenauer (KAS). En ese momento, la fundación estaba interesada en la línea reformista de la Democracia Cristiana Chilena y se abrió al diálogo con las ideas de la izquierda. Hinkelammert analiza, observa y discute los intercambios entre los sindicatos democristianos, grupos de investigación marxistas y economistas críticos: dondequiera que surjan movimientos, él quiere estar presente. En el mismo sentido, sigue muy de cerca la visita de estado del líder revolucionario cubano Castro en noviembre de 1971:

 

 

«Eso también fue interesante, cuando Fidel Castro estaba en Chile. La política hacia las iglesias cambió completamente en Cuba después de eso. Cuando fue su turno de hablar, el ejemplo que le vino a la mente fue el de los cristianos en los dos primeros siglos contra el Imperio Romano, que fueron perseguidos allí. Esa era la imagen con la que siempre empezaba o a menudo empezaba. Pero cuanto más lo hacía, más se lo tomaba en serio. Fue algo muy interesante, la presencia de Fidel Castro en Chile. No podía presentar el socialismo de tipo soviético allí, porque no se trataba de eso. Así que fue completamente claro y respetó eso. Era absolutamente aceptable para él».

 

Por invitación de Castro, una delegación del CpS visita Cuba en febrero de 1972. Los visitantes acuden a las cosechas de azúcar y se familiarizan con la realidad social de la isla caribeña. En una declaración final conjunta, condenan el capitalismo como la fuerza motriz del subdesarrollo y admiten una complicidad histórica de la iglesia – muy a disgusto del clero tradicional en Chile.

 

Del cuerpo revolucionario del pueblo a la teología de la masacre


 

Cuando CpS organiza, en abril de 1972, el primer encuentro latinoamericano de cristianos revolucionarios en Santiago, la dirección de la iglesia se distancia y alienta a las diócesis de los países vecinos a no participar. Sin embargo, el apoyo es prominente: entre otros, el del obispo mexicano Sérgio Méndez Arceo. Al final, participan en el evento más de 400 delegados e invitados de América Latina y el mundo.

 

 

Ambos lados evitan una confrontación abierta durante los meses siguientes. Pero las diferencias entre la teología de la liberación y la «teología de la opresión» (en palabras de Hinkelammert), se hacen evidentes. Mientras que CpS entiende la sociedad capitalista como violencia estructural, el Cardenal Silva Henríquez defiende discretamente la desigualdad social en un mensaje de Pascua:

 

«Cuando hemos defendido el valor de la propiedad, hemos pensado especialmente en la posibilidad y el derecho de todos.»

 

Ante el llamado de CpS a todos los cristianos a participar en la lucha por un mundo más justo a través del amor fraternal, el Cardenal responde en junio de 1972 con una larga declaración escrita. En ella, entre otras cosas, se dice

 

«La existencia de una sociedad sin clases es utópica e inalcanzable según la doctrina de la Iglesia, porque no se basa ni en la naturaleza del hombre ni en la de la sociedad: prescinde de una separación y de una tensión necesarias para el progreso social, que según el juicio de la Iglesia están enraizadas en la naturaleza del hombre y de la sociedad misma».

 

Los sacerdotes trabajadores que provenían de otros países representaban un dolor de cabeza para el clero conservador. Su compromiso es visto como una interferencia, y así lo advierte Silva Henriquez en el mensaje de Navidad de finales de 1972,

 

«para evitar que los valores, costumbres y poderes extranjeros nos hagan olvidar lo que es nuestro, esta totalidad que llamamos chilenidad»

 

 

Ejemplar en esta línea son los despidos de los sacerdotes obreros catalanes Ignacio Pujadas y Antonio Llido, quienes debían ser expulsados del país. Llido, sin embargo, permanece en su parroquia base de O’Higgins, donde asume funciones de dirección en el MIR, publica una revista de teología de la liberación y coordina el comité de suministro local JAP, para asegurar una distribución justa en caso de escasez de alimentos.

 

En Temuco, Maruja Braekman también participa en el comité de suministro local. Durante su primer año de estancia, se dedica principalmente al problema endémico de la violencia doméstica y alienta a las mujeres a ser más activas políticamente. Se trataba, entonces, de frustrar el plan derechista de usar la escasez artificial en los servicios básicos para poner a la población en contra del gobierno.

 

 

“Tenía que tener gente también que podía estar ahí también cuando llegó todo lo que llegó también por la población, yo tenía una carnicería una tienda donde se vendía todo entonces yo tenía, necesitaba gente para vigilar un poco porque la señora que tenía la tienda de todas las cosas así, esa mujer era demócrata cristiana y su marido trabajaba en la armada, entonces yo tenía ahí frente a mí una mujer realmente más que conservadora que ella enojada conmigo y la vecina también por la JAP porque ahí la JOC estaba vigilando eso.”
 

 

En todo Chile, trabajadores sociales cristianos y sacerdotes obreros participan en la ardua tarea de defender la Unidad Popular contra actos de sabotaje y propaganda política. Participan en cursos de alfabetización, ocupaciones de tierras y asentamientos sindicales. En Santiago, el grupo de CpS continúa actuando como mediador entre los campos políticos cada vez más polarizados, incluso en los acalorados debates sobre la reforma de la educación.

 

Pero el tiempo para el compromiso ha terminado. En la catedral de Santiago se queman panfletos del sacerdote obrero Llido durante el servicio; Pablo Richard, teólogo de la liberación chileno, acusa una campaña pública de la Fundación Konrad Adenauer contra los cristianos socialistas, que pretende desviar la atención de la ruptura interna de la democracia cristiana. Y el 5 de septiembre de 1973, el prominente predicador del odio Raúl Hasbún subraya en televisión la demanda de la derecha chilena dirigida al presidente Allende: Renuncia o suicidio.

 

Seis días después, un golpe militar sacude a Chile. Mientras el ejército utiliza la persecución, el asesinato y la tortura contra parte de la población, el sacerdote de los trabajadores Mariano Puga se sorprende al ver cómo otros celebran:

 

 

«Caminé por el centro [de Santiago] y pasé por la Avenida República. Había una mujer de pie en la calle agitando la bandera chilena. Le grité: «En este momento los chilenos están matando a otros chilenos. Sea cual sea tu posición, baja la bandera». Pero la señora siguió agitando la bandera. La gente bailaba en las calles, agitando banderas chilenas. Llegué a Villa Francia, donde sólo había chozas de pobres, y vi un centenar de banderas. Me tumbé en el suelo de mi habitación y lloré. Este fue mi 9/11.»
 

 

La noche del Golpe de Estado se impone un toque de queda. Desde la calle, el ruido de los tanques y los disparos penetran en los salones. Como mucha gente, Franz Hinkelammert se sienta frente al televisor y graba atónito la emisión del Canal 13, la única estación de televisión que sigue en el aire. Más tarde desarrollará el concepto de una «Teología de la Masacre» basada en las transcripciones. Ese día, sólo se puede escuchar una voz en el Canal 13, la del padre Hasbún:

 

“No tengan miedo, ustedes valen más que una multitud de pájaros. En el mundo tendrán que sufrir, pero conserven el valor. Yo he vencido al mundo.“
 

La Vicaría de la Solidaridad, Cristianos por el socialismo en Europa y DEI

 

 

“La mayor parte de los curas de los Cristianos por el Socialismos, todos fueron expulsados o muertos. La limpieza de la iglesia de los curas progresistas era profundo, toda la gente que vivía en las poblaciones tuvieron que salir del país.”

 

Toon Mondelaers es uno de los cientos de sacerdotes indeseables después del Golpe de Estado en Chile. En un decreto del 13 de septiembre de 1973, la dirección de la iglesia deja claro que de ahora en adelante ningún sacerdote puede pertenecer a los Cristianos por el Socialismo. El Cardenal Silva Henríquez se deja citar en esas palabras: espera más de los golpistas que de Allende…

 

Sólo unos pocos clérigos internacionales se atreven a quedarse en Chile. Continúan su trabajo de solidaridad en los barrios pobres y evitan el revuelo político. Los compañeros de armas chilenos de CpS también organizan una red secreta. Mariano Puga describe las primeras semanas después del Golpe:

 

 

“Empezó este cordón de curas alrededor de Santiago. O sea, La Legua, La Victoria, nosotros, Pudahuel Sur, La Pincoya, (…) y nos empiezan a pedir los partidos, nos pueden ocultar a tal, «oigan, ustedes que están metidos con nosotros. ¿nos pueden ocultar a tal?”. “Oigan a este lo están persiguiendo pa matarlo» (…) oigan «tú crees que ese que está perseguido es Cristo? ¿lo creí o no? No, entonces no te pido nada. ¿Lo crees? Sí ¿tú estás dispuesto a guardar un tiempo a una persona? Sí, tráemela» (…) como yo le pego a las lenguas, yo iba a tomar contacto con las embajadas, y entonces nos decían los embajadores «Nosotros convidamos a los pacos a tomar desayuno, y mientras ustedes lo meten por detrás». Empezaron las formas de las Vicaría de la Solidaridad, ahí empezaron las comunidades cristianas a hacer los espacios de los Derechos Humanos.”
 

 

Hoy en día, esta historia se cuenta a menudo como si la Vicaría de la Solidaridad hubiese nacido de una iniciativa personal de Silva Henríquez. El hecho es que a partir de cierto punto, el Cardenal utilizó su influencia política para ayudar a los perseguidos por la dictadura cívico-militar y para dar a conocer los crímenes internacionalmente. Pero no se opuso al régimen desde el principio, y las personas que arriesgaron sus vidas en la lucha armada contra la dictadura nunca esperaron ayuda de Silva Henríquez.

 

En Europa, muchos de los antiguos sacerdotes internacionales se vuelven activos en los comités chilenos. Se encargan de los chilenos exiliados: encontrarles apartamentos, lugares de trabajo y plazas de estudio. Tratan, también, de continuar con el trabajo teológico de la liberación. Toon Mondelaers dice:

 

 

“Nosotros creamos el Movimiento Cristianos por el Socialismo aquí en Europa. Eso fue el aporte, aportamos algo en Chile, fuimos mas bien beneficiarios de la historia de Chile, el Chile de siempre lo hacen los chilenos, partidos de oposición, no el aporte, yo aprendí de América Latina lo que es la teología de la Liberación, lo que es otra lectura de la Biblia, otra lectura del evangelio, etc, etc.”

 
 

 
Franz Hinkelammert también continúa sus reflexiones teológico-económicas. En Costa Rica funda el Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias y Ecuménicas (DEI) junto con Pablo Richards (ex Secretario General de los Cristianos), Hugo Assmann y otros. A partir de aquí, desarrolla sus reflexiones sobre la idolatría y hace importantes contribuciones a la crítica de la globalización.

 

Incluso hoy en día existen grupos aislados, especialmente en Europa, que se llaman a sí mismos cristianos por el socialismo. Sin embargo, en contraste con la corriente teológica de liberación de la Iglesia Católica, ya no juegan un papel político. Sus representantes han perdido, en su mayoría, la «brújula socialista». El teólogo crítico Michael Ramminger encuentra que CpS no fracasó por sus «instrumentos marxistas», sino por el violento golpe de estado y la resistencia de las jerarquías eclesiásticas. Vale la pena, a pesar de todo, tratar más intensamente las ideas del grupo:

 

«Para todos los cristianos, sin embargo, que aún conocen la idea bíblica de un mundo de autonomía e igualdad, CpS sigue siendo, como se dice en la teología política, una ‘memoria peligrosa’ en un doble sentido. La CpS nos recuerda que el camino bíblico de la justicia es peligroso porque es existencialmente perjudicial para la fe y la vida de uno. Y porque puede convertirse en un camino que pone en peligro tu propia vida. Ese es el precio de la credibilidad, un precio, por cierto, que deben pagar todos los que trabajan por un mundo justo».

 

28.10.2020 FDCL Conversatorio CHILE DESPUÉS DEL PLEBISCITO. Análisis del 25 de octubre y perspectivas del movimiento social.

Miércoles, 28 de octubre de 2020 de 19.00-20.30 hrs. de Alemania, 15.00-16.30 hrs. de Chile

El 25 de octubre en Chile se realizará un plebiscito. La población chilena decidirá, si se redactará una nueva constitución y cómo se compondrá la instancia encargada de redactarla. La realización del referéndum es una “victoria de la calle”. En octubre de 2019 en Chile se produjo un estallido social. Durante meses cientos de miles de personas se tomaron las calles y se juntaron a debatir en cabildos territoriales. El gobierno reaccionó decretando estado de excepción. Mandó a los militares a la calle y criminalizó el movimiento social. La violencia policial causó heridxs y muertxs. El 25 de noviembre la mayoría de lxs parlamentarixs firmaron el “Acuerdo por la paz social y la nueva Constitución”.

Al movimiento lo conecta una crítica al modelo neoliberal y el rechazo de las élites políticas. Como denominador común se levantó la demanda por una nueva Constitución. La Constitución actualmente vigente fue implantada por la dictadura cívico-militar. El texto enfatiza los derechos de propiedad y con esto se implantó la base para amplias privatizaciones. Esta constitución fue el acto jurídico de la dictadura contra el gobierno de Salvador Allende con su lucha por levantar un “nuevo Chile”. Hoy, 50 años después, el movimiento social demanda una nueva constitución que se oriente en el bien común y allane el camino para transformaciones sociales.

En este conversatorio online hablaremos con tres periodistas que nos harán un relato de la jornada electoral y de los próximos pasos del proceso constituyente. Al mismo tiempo se debatirán las diversas perspectivas del movimiento social frente al proceso futuro.

Nuestrxs invitadxs serán:

Carlos Escobar – comunicador independiente, reportero de Radio Plaza de la Dignidad y corresponsal de NPLA
Ute Löhning – periodista independiente – NPLA
Leonel Yañez – periodista, profesor Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago (USACH) y corresponsal de NPLA
Actividad online en idioma español con traducción simultánea al alemán.
Para participar vía Zoom (con traducción al alemán) por favor enviar un correo hasta el 26 de octubre a: jan.stehle[arroba]fdcl.org y recibirán antes de la actividad un link.

Radio Matraca se encargará de un streaming – sin traducción – vía Facebook en: https://de-de.facebook.com/RadioMatracaBerlin/

Este evento hace parte del proyecto de cooperación La Internacional de Allende del Pool de Noticias de América Latina (NPLA) y la Fundación Rosa Luxemburg (RLS).

31.10. 2020 – 1000 días y 1 primavera | 1000 Tage und 1 Frühling – Monólogos participativos desde y con Chile.

A principios de los años 70 Chile ensaya un camino propio hacia el socialismo. Todos juntos para una nueva sociedad, así debe ser. Pero después de tres años un brutal golpe militar pone fin a toda euforia, a todos los sueños. El país no se recupera de la introducción violenta del neoliberalismo, ni siquiera después de la tibia democratización de los años 90. Chile se convierte en una de las sociedades más desiguales del mundo.

En octubre de 2019, protestas sociales sacuden el país, el sueño de un Chile diferente vuelve a estar vivo. La gente se propone a votar sobre una nueva constitución, como preludio a un cambio real. Pero luego viene Covid19 y con el virus muchos signos de interrogación…

Protagonistas y simpatizantes del Chile de antes y de hoy a través de sus monólogos, nos confrontan con sus recuerdos, experiencias y esperanzas. También discuten en vivo con la audiencia in situ y en la red. Sé parte de nuestro teatro de monólogos participativos.

¿Venceremos?

Con Catalina Yazigi, Geanina Zagal, Bruna Palma, Pia Corte, Ulrike Hemberger y Katty López del Teatro La Peste. Música: Nicolás Miquea. Concepto y realización: Harald Hahn y Pamela Cuadros

31.10. 2020 | 19h (UTC+1)

En vivo en Berlín:
Aquarium am Südblock,
Skalitzer Str. 6, 10999 Berlin.
La participación es gratuita pero debido a Corona está muy limitada. Registros vinculantes bajo: unidadpopular@npla.de

En vivo por Internet: A través del canal de Youtube del Pool de Noticias de América Latina
https://tinyurl.com/y45n5ksj

Este evento hace parte del proyecto de cooperación La Internacional de Allende del Pool de Noticias de América Latina (NPLA) y la Fundación Rosa Luxemburg (RLS).

08.10. 2020 | Helle Panke, Berlin 19 horas (UTC+2) A 50 años de la Unidad Popular: del Chile de Allende a la Revuelta de 2019 y más allá…

El 4 de septiembre se cumple el 50 aniversario de la victoria electoral de Salvador Allende. Pero las celebraciones de la Unidad Popular llegan a Chile en un momento crítico: las revueltas sociales de 2019 han destituido el modelo político de la Post-dictadura. Por ello, una nueva Constitución se votará en octubre de 2020.

Retratos audiovisuales de internacionalistas testigos del procesos chileno al socialismo (1970-1973) y debate con invitadxs sobres sus memorias y sus enseñanzas para la construcción de un nuevo Chile.

Conversan con nosotrxs:
Dr. Clarita Müller-Plantenberg, Socióloga (1971-1972 Estudio para la UNESCO. Estudio exploratorio para la creación de un Ministerio de la Familia, Chile)
Sophia Boddenberg (Periodista, desde Chile)
Nils Brock (La Internacional de Allende, Berlín)
Álvaro Garreaud (La Internacional de Allende, Berlín)

Evento en alemán con traducción simultánea al español.
Asociación Cultural Helle Panke e. V. Kopenhagener Str. 9 10437 Berlin – Prenzlauer Berg

Ver el evento en Youtube:
https://tinyurl.com/y45n5ksj

Ver con reproductor externo:
rtmp://a.rtmp.youtube.com/live2

Este evento hace parte del proyecto de cooperacion La Internacional de Allende del Pool de Noticias de América Latina (NPLA) y la Fundación Rosa Luxemburg (RLS). Presentación en cooperación con la asociación “Helle Panke” e. V., Berlín.

Cantos del pueblo, cine y muralismo durante la Unidad Popular (1970-1973)

En el Persa Bío-Bío, Chile 2019

Llegamos a Chile en abril de 2019, pensando que se aproximaba otro 1 de Mayo, que habría movida en la calle y que nos pillará justo saliendo de una Asamblea Popular en Valparaíso. En ella tomará parte el brigadista de las BRP, el muralista Alejandro “Mono” González, de quien luego conoceremos más detalles.
 
Pero, antes tenemos que visitarlo en su taller del mercado Persa Bío-Bío, en el antiguo barrio Franklin de Santiago, donde está todos los fines de semana. Lo encontramos “colgando” sus gráficas y ordenando la mesa con los grabados, mientras varias personas se acercan para saludarlo y hacerle preguntas.
 

 
Esta escena del arte popular viviente retrotrae nuestra mirada al tiempo de la Unidad Popular (1970-1973) y más allá, al proceso de emergencia de la cultura popular en Chile, que a partir de los años 60s se toma las calles. Emergen imaginarios colectivos para expresar la situación de los sectores populares y se crean variadas acciones culturales de denuncia contra la injusticia y de lucha por un mundo distinto. A esta escuela pertenece el muralista que tenemos en frente, mientras en el trasfondo destacan su trazos negros y colores puros con contenido social. El Mono González nos sitúa:
 

 

 

“Nosotros éramos estudiantes, militantes, salíamos a hacer propaganda, trabajaba en los frentes estudiantiles, pero también en comisiones de cultura y propaganda, yo siempre estuve ligado en cultura y propaganda en la militancia, porque además vengo como de calle, conozco la calle y hasta el día de hoy sigo metido en la calle y trabajo en los espacios territoriales, como ahora por ejemplo estamos acá en el barrio Franklin y esto significa que también hay murales alrededor. O sea, no nos encerramos sino que estamos ocupando el espacio, esta es la parte pública pero íntima, o sea personal, pero la calle es lo público, entonces es la relación con lo público, entonces desde chico esa fue nuestra escuela, o sea, lo que ustedes ven hoy día ya viejo, es producto de esa infancia y de esa juventud.”
 
Nos vemos en Valparaíso…
 

 

De Violeta Parra a la Nueva Canción Chilena

La Lira Popular ya había en los años 30 s y 40s “colgado” en la ciudades de Chile – las hojas se exhibían en la vía pública, colgando de un cordel atado de un árbol a otro – la voz de sus poetas y el sentir popular. En la música, desde fines de los 50s, lxs compositores e intérpretes reconocidxs comenzaban a presentar en sus obras y canciones las luchas por la igualdad y contra la pobreza: Violeta Parra, Roberto Parra, Rolando Alarcón, Héctor Pavez, el grupo Cuncumén y muchxs otrxs.
 
1966 Violeta Parra publica el que será su último disco, Las últimas composiciones (1966), en donde reúne sus más famosos temas como Gracias a la vida y Volver a los 17, pero también temas como El Rin del Angelito, con un trasfondo dramático social muy importante. Como explica Mario Garcés, investigador de la historia de los pobladores en Chile:
 

 
“Yo creo que sí, efectivamente el folclore chileno, lo que se conoció como la Nueva Canción Chilena, que emerge en los años 60, es muy expresiva de este pueblo empobrecido, pero al mismo tiempo un pueblo que se organiza, un pueblo que reclama justicia, y uno eso lo puede seguir en las canciones de Violeta, como en la canciones de Víctor Jara, no..? Si uno piensa en las canciones de Violeta, hay algunas canciones que revelan la realidad popular dramática como el Rin del Angelito, que tiene que ver con que en Chile hasta los años 50s , la cantidad de niños que morían por año era altísima, Chile tenía la mayor mortalidad infantil del principios del siglo XX y por lo tanto morían muchos niños y entonces la cultura popular generó un rito de despedida de este “angelito”, porque es un niño que aún no ha pecado, en fin, que está libre de culpa por decirlo así, y Violeta le canta a eso, pero también Violeta canta Arriba Quemando el Sol y canta como las mujeres pobres tiene que buscar el agua, para lavar la ropa y como en le norte los obreros son explotados, en fin… o Qué dirá el santo padre, la canción que dice que la injusticia no se aviene con el cristianismo, ni con lo que dice el Papa, es decir, en Violeta están todos los temas y en Víctor de alguna manera también, Víctor le canta a la población, tiene un disco famoso dedicado a Herminda de la Victoria, y al Niño Luchín y a la vida de los pobres”

 

 

Meses después de publicar el LP, Violeta Parra se suicida en su carpa teatro de Santiago. Estamos en 1967 y su muerte provoca una gran conmoción. Pero, para entonces ya el influjo de Violeta sobre ese conjunto de expresiones del neofolclore, luego conocido como “Nueva Canción Chilena”, es notable y las canciones toman definitivamente un lugar protagónico en el proceso de lucha social. Figuras como Víctor Jara, Inti- Illimani, Patricio Manns, Isabel y Ángel Parra, Quilapayún, Amerindios continúan su senda con creaciones dotadas de conciencia social frente a las condiciones de explotación existentes, con el fin de liberar al “hombre” de la ignorancia en la que está sometido y llevar al país hacia una independencia cultural. Por ello, a mediados de los 60s, la música resuena en el espacio latinoamericano como una realidad continental de historia y de futuro compartidos.

 

A Chile llegan para actuar en la Peña de los Parra (fundada en 1965 por Violeta Parra y sus hijos Ángel e Isabel Parra) cantores como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, César Isella, Daniel Viglietti, los cubanos Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, el brasileño Chico Buarque, etc. La Nueva Canción Chilena incorpora ritmos y géneros como la zamba, la guajira, el bolero, y un sinfín de estructuras latinoamericanas propias. En los temas, se expresan la denuncia de los problemas sociales, ejemplos políticos como la Revolución Cubana o la resistencia de Vietnam contra la intervención militar de Estados Unidos, o también se recrean personajes míticos como Ernesto “Che” Guevara y Joaquín Murieta. Así , la Nueva Canción se transforma en el referente cultural de la izquierda chilena.

 

Primer festival de la Nueva Canción Chilena: la canción revolucionaria

En julio de 1969 la Universidad Católica de Chile organizó el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, que desde entonces fue un nombre propio para todo el país. Conducido por Ricardo García, un importante hombre de la radiodifusión, el festival significa un gran éxito y concede dos primeros premios: “La chilenera”, de Richard Rojas, y “Plegaria a un labrador”, de Víctor Jara. Esta última canción, es editada el año siguiente en el disco LP Pongo en tus manos abiertas del sello DICAP (Discoteca del cantar popular) de las Juventudes Comunista y donde Víctor Jara es acompañado por Quilapayún, uno de los grupos musicales revolucionarios más populares del momento.

 

 

 

Quilapayún (“Tres barbas” en Mapudungun) adquiere relevancia en la escena musical de izquierda con la publicación en 1968 de su disco LP X Vietnam y en 1969 Basta, otro LP de denuncia realizado con una cuidada dirección artística a cargo de Víctor Jara. En estos trabajos el grupo adquiere una posición política decidida, popular y anti imperialista. Afirman con energía: “Basta ya que el yanqui mande”.

 

 

Los jóvenes chilenos se lanzan a las calles y ocupan los espacios públicos con un nuevo espíritu. Silvio Tendler, cineasta brasileño exiliado en Chile, tiene la oportunidad de vivir esta fiesta:

 

 

 

“Llegué a Chile así en un momento de muchos encuentros, mucha fraternidad, mucha convivencia, estaban en ese momento lanzando la cantata de Santa María de Iquique de Sergio Ortega. Conocí pronto los discos de Violeta Parra, Víctor Jara, me hice amigo de un dúo de cantantes los Amerindios, pronto fui a vivir a una casa de uno de los Amerindios, de Julio Numhauser, fue un momento de mucha fraternidad, mucha solidaridad y alegría, mucha empanada, mucho vino, “cola de mono”, chirimoya en Borgoña, durazno en Borgoña, melón con vino blanco, fue una delicia, fue un momento muy rico, siempre traté de escapar de los guetos, así que inmediatamente traté de integrarme en la realidad chilena, pronto iría a trabajar en los barrios populares, en la operación Salta Montes, y fue un momento muy feliz para mí”.

 

La Cantata de Santa María de Iquique: Luis Advis y el estilo de Quilapayún

En 1968, el compositor Luis Advis había visitado Iquique en el norte de Chile e inspirado por la historia de sufrimientos y de lucha de proletariado minero en las salitreras, a comienzos del siglo XX, había escrito una serie de poemas. Los poemas sirven de base para una larga composición experimental que mezcla elementos de la música docta con la música popular folclórica y a través de la obra circula un patente mensaje de denuncia social. Al género se le bautiza como “cantata” en vista del nombre de la obra: Cantata Popular Santa María de Iquique.

 

 

Durante todo 1969 Advis pone en marcha un trabajo conjunto con el grupo Quilapayún, con la participación además de actores, hasta que luego de arduos ensayos, la obra se graba en julio de 1970 para el sello DICAP. El estreno público se realiza en el Estadio Chile – hoy Estadio Víctor Jara – en el marco del 2° Festival de la Nueva Canción Chilena. La interpretación está a cargo de Quilapayún y la narración en la voz del actor Marcelo Romo.
Con la Cantata, la cultura popular a la que aspiraría el gobierno popular encontraba un referente.

 

 

Concerto popular: himno al programa

Otro de los compositores jóvenes que rompe los cánones vigente, al acercar la música de concierto a un público amplio y masivo, es Sergio Ortega, autor de la música de la canción central de la campaña electoral de la Unidad Popular: Venceremos. Junto a las demandas de una nueva Constitución y la conformación de una Asamblea del Pueblo, la nacionalización de la Gran Minería y de parte de Industria Manufacturera, el programa de Salvador Allende ve la necesidad de una nueva cultura, una cultura que supere los valores burgueses y los fundamentos del capitalismo. Los cambios que se avecinan necesitan de un un pueblo socialmente consciente, solidario y educado para ejercer el poder y para defenderlo.

 

 

Por ello, las una de las primeras medidas proyectadas será la creación del Instituto Nacional del Arte y la Cultura y de escuelas de formación artística en todas las comunas. Así, el Estado procurará la incorporación de las masas a la actividad intelectual y artística.

 

Miriam Makeba saluda al presidente Allende: “¡viva la revolución chilena!”

En 1972 se celebra, como todos los años el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Dadas las condiciones política se trata de una edición importante. Llegan Joan Manuel Serrat, Los Iracundos, Piero, Víctor Heredia, Peter Yarrow, etc…Durante el cierre del Festival se produce un gran alboroto, entre abucheos, pifias, aplausos y vítores, cuando la popular cantante sudafricana Miriam Makeba – autora del hits del momento Pata-Pata – envía desde el escenario y por la televisión hacia todo Chile, su apoyo al presidente Allende, gritando: ! viva la revolución chilena!..

 

 

La revolución necesita de una nueva cultura y esa cultura no se crea con una ley, sino que surge de la lucha constante por lo colectivo, en contra el individualismo y de la crítica a los valores existentes. Hasta este momento, la reflexión de cómo pensar el lugar de la cultura en los procesos revolucionarios había estado enfrentada a intentar proponer modelos de intervención sobre la realidad, mientras que ahora lxs trabajadorxs de la cultura comienzan a poner su propia actividad en confrontación con esa cultura popular y política que viene desde abajo y que lo invade todo. Faride Zerán, reportera de la revista de izquierda Chile Hoy, creada en 1972, recuerda muy bien estas experiencias.

 

 

“Decidí ir a las poblaciones, iba a las tomas de terreno, iba a los cordones industriales, hablaba con los obreros, hablaba con los sindicatos, iba a las marchas y reportaba un poco lo que sentía la base, la base que apoyaba a Allende por supuesto, recuerdo que Patricio Guzmán me iba a buscar mi a Chile Hoy, para que yo lo acompañara a filmar La Batalla de Chile, de alguna manera yo era un salvo conducto también para llegar a los cordones industriales donde ya me conocían, me conocían por que me leían, yo escribía en Chile Hoy mis artículos, mis columnas, las entrevistas, donde daba cuenta de todo ese proceso”.

 

El cine como instrumento de liberación   El Manifiesto de los Cineastas de la Unidad Popular.

Pocos meses después de la llegada de Allende a la presidencia, la empresa estatal de cine, Chile Films pasa a ser dirigida por un cineasta joven y comprometido, Miguel Littin. Pero, la historia de Littin – y del cine de cara a la realidad propia y comprometido con los cambios, había comenzado unos años antes.

 

 

En 1967 se realizó en Viña del Mar el Primer Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, acompañado de un Primer Encuentro de Cineastas Latinoamericanos, entre ellos Santiago Álvarezde Cuba, Glauber Rocha de Brasil, Jorge Sanjinés de Bolivia, los argentinos Frenando Birri y Jorge Calderón. En 1969 tuvo lugar la segunda versión, que sería la más importante y la última… Con el impulso fundamental del cubano Alfredo Guevara del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos), en la segunda edición se presentaron películas de, entre otrxs Rocha, Santiago Álvarez, Humberto Solás, Mario Handler, Eliseo Subiela, Raymundo Gleyzer y Sanjinés. Se presentó también La Hora de los Hornos (1968), una película de Fernando Solanas y Octavio Getino que denuncia toda la violencia neocolonial en el continente americano y anuncia una pronta liberación.

 

 

 

“Justamente el año 69 yo me incorporé al Departamento de Cine de la la Universidad de Chile, cine experimental se llamaba en aquella época, desde un cargo técnico por decirlo así, pero en contacto con los que trabajaban allí que era un pequenho grupo de personas, estaba Pedro Chaskel, dirigiendo el departamento de cine experimental, estaba Héctor Ríos como camarógrafo y director de fotografía, Fernando Bellet que era un excelente cinematografista, Luis Cornejo que hacía la parte de producción, Álvaro Ramírez que era documentalista, a través del cual yo logré entrar al cine experimental, porque nos conocíamos de mucho antes y empecé a trabajar allí a comienzos del 69. Es decir hace exactamente 50 años. Y recordando estos 50 años es que me vino a la memoria el hecho de que el mismo año 69, a finales de octubre se realizó en Viña del Mar el Segundo Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, ese evento organizado básicamente por el Cine Club de Viña del Mar que dirigía Aldo Francia y por la Escuela de Cine que tenía la Universidad de Chile en Viña, ese hecho, ese festival internacional, que fue el segundo porque el 67 se había hecha el primero, fue un evento realmente extraordinario”

 

06:27 – 07:53
“La verdad es que la situación política era tremendamente fuerte y en medio de eso este festival de cine internacional significó una convocatoria tremendamente grande, amplia. Se había calculado que iban a venir más o menos unos 50 invitados de distintos países latinoamericanos, llegaron casi 300, fue tremendamente difícil poder organizar esto en la semana que duró el festival, había problemas de alojamiento, de alimentación, de recursos para poder mantener a estos invitados y esta gente que llegó. La mayoría eran jóvenes, que veían de las escuelas de cine de distintos países de Latinoamérica, de hecho hubo representación de 11 países latinoamericanos, desde México hasta nuestros hermanos argentinos, desde Brasil que estuvo presente también, hasta Bolivia con dos cortometrajes de San Jinés, uno de los grandes cineastas latinoamericanos y realmente ese festival convocó a mucha gente y mostró que realmente Latinoamérica tenía un cine propio”

 

Chile fue representado por tres películas Valparaíso mi amor, de Aldo Francia, Tres tristes tigres, de Raúl Ruiz y El chacal de Nahueltoro, de Miguel Littin, de tres cineastas que provocan un gran impacto y forman parte del, desde ahora, llamado Nuevo Cine Chileno, al que pertenecen también Aldo Francia, Helvio Soto, Valeria Sarmiento, Álvaro Ramírez, Pedro Chaskel, etc.

 

 

Aunque la Unidad Popular no tiene una política clara ni preparada con respecto a la producción y la industria cinematográfica, los colectivos de cineastas, los cine clubs y las nacientes escuelas de cine se definen rápidamente, son ellos quienes desde abajo construyen este movimiento. En este contexto, Miguel Littin da a conocer un documento conocido como el Manifiesto de Cineastas de la Unidad Popular, en el que entre otras cosas se dice: “Que antes de cineastas, somos hombres comprometidos con el fenómeno político y social de nuestro pueblo y con su gran tarea: la construcción del socialismo” y más adelante: “Que entendemos por arte revolucionario aquel que nace de la realización conjunta del artista y del pueblo unidos por un objetivo común: la liberación. Uno, el pueblo, como motivador de la acción y en definitiva el creador, y el otro, el cineasta, como su instrumento de comunicación.”

 

 

El Manifiesto – impugnado por algunos como Ruiz, pero firmado por la mayoría de los cineastas chilenos y suscrito por organismos como el Departamento de Cine Experimental de la Universidad de Chile y la Escuela de Artes y Comunicación de la Universidad Católica -, representa un gesto claro de un cine en favor del socialismo y de la independencia, un cine que no es planetario sino revolucionario porque se hace en la acción. Un cine que quiere experimentar con las formas y también confrontar la labor de lxs cineastas para democratizar el acceso de la gente al mundo del cine.

 
Manifiesto Cineastas de la UP

Grabar lo cotidiano, “lo que está pasando”

Para lxs jóvenes cineastas es primordial grabar los acontecimientos del momento, lo que está pasando en la calle. Desde distintas perspectivas el cine chileno encara su acontecer histórico: mediante la propuesta surrealista y experimental de Raúl Ruiz, que cuestiona las reglas del hacer cine y indaga en los gestos y en su forma de hacer de la sociedad chilena, con películas como La expropiación, Palomita Blanca o Te vamos a llamar hermano. Por su parte, Miguel Littin intenta llevar su cine a las masas, quiere un cine militante pero no de consignas, dirige y presenta en 1971 Compañero presidente y La tierra prometida en 1972. Patricio Guzmán desarrolla a su vez la mirada del archivista y filma el acontecer político y social del camino chileno al socialismo, sus films: El primer año en 1971, La respuesta de octubre en 1972 y junto al argentino Jorge Müller comienzan a filmar la Batalla de Chile (finalmente editada por Pedro Chaskel en Cuba algunos años después). En 1972 aparecen también Ya no basta con rezar, película de Aldo Francia y Voto + Fusil de Helvio Soto, otros dos importantes cineasta de este período.

 

El director Sergio Trabucco, quien asume la dirección de Chile Films después de Miguel Littin, participa activamente de esta escuela de cineastas y revive las urgencias del proceso creativo.

 

 

 

“Mira era tan fuerte, tan fuerte la presencia del público, del pueblo en la calle, los obreros, lo que estaba ocurriendo que de verdad había en el Estado, teníamos varios proyectos de hacer películas, casi todas históricas, eso ocurre mucho al comienzo para no meterse en problemas con temáticas de hacer un cine contenido contemplativo, de historias personales en que el director se mire el ombligo, entonces se estaban proyectando películas de carácter histórico, Lautaro, en fin películas con proyectos que tienen que ver con la historia basada nuestra por supuesto con una revisión histórica distinta, por supuesto una mirada distinta pero tan fuerte lo que estaba ocurriendo que el cine documental se comió todo. Los proyectos de largometraje iban quedando pendientes, muy poco se hizo, muy poco, el cine documental se lo comía, no por la visión política sino por la realidad específica que estaba ocurriendo en las calles.”

 

El Film “Brigada Ramona Parra”

En 1970 el departamento de Cine Experimental de la Universidad de Chile produce, bajo la dirección de Álvaro Ramírez, el cortometraje documental Brigada Ramona Parra. En él se muestran imágenes directas de trabajo pictórico de las BRP durante la campaña presidencial de Allende. Vemos a lxs brigadistas haciendo murales propagandísticos en distintos puntos estratégicos de la ciudad de Santiago y oímos sus testimonios.

 

Ramona Parra Brigade_Álvaro Ramírez

 

“El muro era nuestra pizarra”: la emergencia de las Brigadas Ramona Parra (BRP) y el muralismo popular

En efecto, un fenómeno conectado con lo que ocurre con la participación juvenil masiva en la música y los espectáculos públicos, se da en el ámbito del arte popular callejero, con la emergencia del trabajo de las llamadas Brigadas “Ramona Parra” (BRP). A través de las brigadas de propaganda se movilizan a lo largo del país centenares de jóvenes pintorxs, cuyo trabajo se plasma en los muros de las ciudades de Chile. El “Mono” González, uno de los fundadores de las BRP, habla del proceso de creación de las brigadas y del impulso que significa la figura de Allende, desde su primera campaña presidencial de 1952:

 

 

Bueno, sí claro que lo era, encarnaba el líder, pero además había un proceso, estamos hablando de 1952, del 1958, 1964 y 1970, había todo un proceso de formación, era como una marcha, un camino en la historia con respecto, digamos, a la formación y madurez de ese líder, pero también del movimiento social. Ahora, es muy importante una cosa, triunfa Allende y lo que eran las palabras se transforman en imágenes, lo que están viendo ustedes, ahí fue mi escuela, es decir, que las letras se transforman en imágenes. Significa que colocábamos la consigna, pero también una imagen y ahí es donde empieza a surgir, como hay desarrollo y un crecimiento cultural en el gobierno de Allende, o sea, estamos hablando de la Nueva Canción Chilena, del desarrollo del diseño gráfico y estamos hablando del muralismo. Hoy día eso es patrimonio”

 

Las BRP trabajan desde el primer día por el candidato de la Unidad Popular, Salvador Allende, que finalmente y por poco, gana las elecciones de septiembre de 1970, pero como no obtiene la mayoría absoluta deber esperar ser ratificado por el Congreso pleno:

 

 

“Estábamos acuartelados, entre comillas, significa que nosotros nos concentramos en distintos locales para cuidar los locales, pero también para salir en la noche a hacer propaganda inmediata, también sobre eso. De hecho, ahí hay toda una historia que después la vamos a conversar : Me tocó estar por ahí en Cumming en un local y todos concentrados, listos para salir pintar. De hecho, los murales los empezamos a hacer le 6 de septiembre, 2 días después comenzamos a hacer los murales, a crear la imagen del “Hombre nuevo”, Chile estaba todo rayado. O sea, todo rayado, entonces cuando empiezan a aparecer los murales hay un cambio, es muy importante eso y no se ha dicho mucho en el sentido siguiente: tiene que ver con algo estratégico, si bien triunfa Allende con un tercio, significa que el Congreso lo tiene que ratificar, o sea que había un proceso desde septiembre, pasando octubre, para que en noviembre fuera ratificado Allende, entonces en ese espacio, en ese tiempo hubo un espacio de mucha tensión en que podía venir el golpe de estado, en que podía no ser ratificado, que no fuera reconocida la elección o que fuera ratificado. Y entonce tuvimos que trabajar, los murales fueron algo que bajaron esa tensión, es súper interesante, todavía no se ha estudiado en ese sentido, o se la presencia de los murales que comenzamos a pintar , que ya no era solo rayar las consignas, o seguir rayando por el gobierno popular o el hombre nuevo sino que también es cómo los murales empiezan a mostrar una cultura popular que viene desde abajo”.

 

El primer Gol de pueblo chileno

 

 
En noviembre de 1971 Roberto Matta, prestigioso artista chileno residente en Europa, visita Chile para apoyar al gobierno de Salvador Allende. Durante su estancia realiza una serie de obras junto a miembros de las brigadas muralistas de las BRP y con público en general, en sindicatos y edificios públicos. Nace así una de las obras más emblemáticas del primer años del gobierno de la Unidad Popular: el “Primer gol del pueblo chileno”, obra pintada con conjunto con las BRP en la piscina municipal de la comuna popular de La Granja.

 

Los amaneceres rojos, presencia en la calle

La calle y el derecho a manifestarse en los espacios públicos se convierte en una cuestión de primera importancia política. Los actos se suceden y llevan el conflicto muchas veces al enfrentamiento directo. En los momentos críticos de la contienda, las brigadas Ramona Parra ponen un marcha una estrategia de presencia masiva en las calles, llamada Amanecer Rojo. El Mono explica:

 

 

 

“Pero, claro, primero era trabajo clandestino e ilegal, que tiene que ver con las detenciones, etc. pero segundo, lo que tiene que ver con le enfrentamiento con las brigadas “momias”, digamos, y el Partido Nacional, que se llamaban la Rolando Matus y todo ese tipo, o sea, en el fondo no era fácil, había que ganarse la calle. De hecho, hay algunas fotos de los “amaneceres rojos” que significaba en algunos momentos todos teníamos que salir a a la calle, como ya teníamos la mano de obra especializada, lo que dirigían esas salidas masivas eran los que ya tenían la preparación de las brigadas. O sea, la calle era muy importante porque tenía que ver con una imagen pública de posicionamiento, de tomas de terreno, de poner banderas, de presencia.”

 

El río de los colores…

La colaboración de las brigadas callejeras con artistas profesionales se hace cada vez más estrecha y fructífera. En 1972 los artistas plásticos Gracia Barrios y José Balmes y las BRP realizan un mural en los tajamares del río Mapocho en Santiago. La imagen tradicionalmente gris del río y su ribera pobladas de campamentos pobres, se ve súbitamente transformada por los murales coloridos y con escenas que resaltan la dignidad y solidaridad del pueblo chileno. De ello se recuerda la escritora feminista y mujer de teatro, Mónica Echeverría:

 

Wahlpropaganda auf einer Mauer in Santiago de Chile:
«Kinder werden geboren um glücklich zu sein».

 

 

“A ver, yo te diría que durante todos los años de la Unidad Popular la cultura en Chile floreció 100%, fuera de la lectura que se hace, ustedes lo saben por qué motivo se hizo el libro popular, en fin, se vendía por todos lado. Fuera de eso existieron creaciones de canciones maravillosas, creaciones teatrales maravillosas, creaciones en todo sentido, no oye, fue una apertura, un estallido maravilloso, maravilloso. Y llegó a tanto que todo, todo Santiago estaba pintado, los muros estaban pintados, todo el borde del rio Mapocho estaba pintado, había canciones que se creaban todos los días, yo tuve un grupo de teatro, nosotros hacíamos obras todo el tiempo, o sea creativamente, intelectualmente yo creo que es la época que más en Chile se leyó, ademas vendían los libros baratos, los famosos libros que se vendían por muy poco, o sea un renacimiento del fervor creativo y de la creación durante la Unidad Popular, increíble, maravilloso”.

 

Sin embargo, en 1972, y debido al clima de agitación y polarización social imperante, las Brigadas se ven muchas veces obligadas a abandonar la realización de murales para retomar la producción de textos o frases simpatizantes al gobierno de la Unidad Popular, como estrategia de defensa del gobierno y forma de comunicación alternativa a la prensa opositora dominante, que monta una campaña mediática contra Allende.

 

Valparaíso, de la Asamblea popular a la Revuelta de octubre…

Abril pasa rápidamente entre tantas actividades y llega la cita con el “Mono” en la Asamblea Popular de Valparaíso 1970-2030, una experiencia de teatro participativo que invita al público a debatir en un futuro ficticio sobre cómo superar modelo neoliberal de vida imperante en Chile, y para conversar sobre el derecho a la ciudad. Para ello, el Mono tiene una clara respuesta:

 
Asamblea Popular

 

 

 

“Una cosa súper importante, lo que pasa en la calle tiene que ver con la autoestima de lo que pasa en la población o en el espacio territorial, con la presencia en la calle, especialmente con los murales y con colores, entonces qué es hasta el día de hoy, es producto, de todo lo que estamos conversando también existen los museos a cielo abierto que también son creación de acá de Chile, que también se están replicando en otras partes del mundo, ciudades completas.”.

 

 

Tan sólo 6 meses después de este encuentro, las calles de Chile vuelven a llenarse de gente, de cantos, de banderas y de arte callejero en la más grande revuelta popular de que la se tiene memoria en muchas décadas. Un estallido de rabia, de demandas y expresiones artísticas populares, de creatividad y solidaridad, donde nuevas y viejas brigadas se han unido para usar los muros y las calles y dejar en ellas un mensaje muy claro: “no pararemos hasta que la dignidad se haga costumbre”.

“Una casa digna”. Pobladorxs, proyectos y utopías urbanas durante la Unidad Popular (1970-1973).

Un amasijo de mármol y lodo: Santiago hacia 1910.

En 1910, el mismo año que Chile celebra el 100 aniversario de la Independencia, el pedagogo Alejando Venegas escribe Sinceridad, una serie de cartas dirigidas al Presidente de la República, Ramón Barros Luco. En ellas denuncia que los orígenes del defectuoso desarrollo urbano, radica en haber entregado la ciudad a los municipios los que, convertidos en una poderosa fuerza electoral y económica, han caído en manos de los grupos más inescrupulosos e inmorales. Ellos son los responsables de que las ciudades chilenas y, en particular Santiago, sean un:

 

 

«amasijo de mármol y de lodo, de mansiones que aspiran a palacios y de tugurios que parecen pocilgas, de grandeza que envanece y de pequeñez que avergüenza»

 

Aunque Chile se apresta a celebrar “dignamente” el centenario como nación independiente Santiago, su capital, no logra:

 

«ocultar sus calles mal pavimentadas y cubiertas de polvo, sus acequias pestilentes, sus horrorosos conventillos que en vano trata de disfrazar con el nombre modernismo de cité, sus interminables y desaseados barrios pobres»

 

Por la misma época, un viajero suizo, Albert Malsch escribe irónicamente que en Chile todo es «apariencia» y describe descarnadamente la situación de los llamados «conventillos»:

 

 
«Allí, encerrados como los chinos, los más miserables se reúnen en un patio donde cada familia ocupa un compartimiento. A esto se llama «conventillo», especie de falansterio donde cerdos, gallinas y niños se mezclan confundidos con la basura. Nubes de moscas se agitan sobre las acequias rojizas que fluyen hacia la entrada y se posan sobre la boca de los recién nacidos. Todos duermen sobre la tierra apisonada. Se hace la comida en una vieja olla de fierro enlozado y no hay otra agua que la de las cloacas que arrastran acarreando el tifus y la muerte».

 

No obstante, el centenario no pasa en vano: se realizan diversas obras urbanas. Son creados varios ramales de ferrocarriles que permiten la conexión de la ciudad con sus nacientes suburbios. Así, se inaugura la ruta desde la Plaza Baquedano – hoy en 2020 Plaza de la Dignidad – hasta el Cajón del Maipo. Se construye una nueva estación de ferrocarriles en el norte de la ciudad: la Estación Mapocho, que junto al Museo de Bellas Artes en recién estrenado el Parque Forestal, exhiben los aires modernistas de la capital.

 

 
Pero, en 1929 ocurre una debacle: a consecuencia de la Gran Depresión mundial, las minas del salitre en el norte quiebran y miles de trabajadorxs se desplazan a las ciudades en busca de posibilidades laborales. Se unen de esta manera a las migraciones de campesinos pobres que huyen de las condiciones feudales imperantes en la campo de Chile.
 

 

Santiago, como centro industrial, recibe el mayor contingente de trabajadorxs y cesantes y de campesinos pobres que sobreviven a duras penas gracias a la ayuda mutua. Se multiplican las «ollas comunes», pero, el problema de la vivienda y del acceso a los servicios se hace crítico. Por doquier reinan las enfermedades y la muerte.

 

Se inician las ocupaciones y el gobierno crea la CORVI.

Los miles de nuevxs pobladorxs que llegan en busca de trabajo y educación construyen donde pueden sus viviendas, sobre todo en terrenos públicos no urbanizados. A principios de la década de los 50s un tercio de los habitantes de Santiago vive conventillos o en “poblaciones callampa” sin acceso a servicios y en condiciones miserables, comenta el sociólogo Mario Garcés:

 

 

“Ahora en términos de estudios y las estadísticas el año 1952 se hizo en Chile el primer Censo Nacional de Vivienda y en ese censo ya era evidente esta realidad ¿no? Y el censo estableció que en el nivel nacional el déficit habitacional alcanzaba a un tercio de los chilenos, del orden del 30%. Yo en mis estudios, estudiando más específicamente Santiago establecí que más o menos el déficit alcanzaba el 36%, pero esto implica que cuando Santiago tenía 1 millón y medio de habitante a principios de los 50, medio millón vivía en poblaciones callampa, en conventillos o en la otra forma muy chilena y que tiene una expresión muy chilena “vivía de allegado”.

 

 

Estas abrumadoras cifras tiene también su correlato en la acciones políticas, tanto por parte del Estado, como de los mismxs pobladorxs que extienden sus organizaciones. El gobierno de Carlos Ibáñez del Campo crea en 1953 la Corporación de la Vivienda (CORVI), organismo que se propone dar soluciones habitacionales al país erradicando las “callampas”. Pero, aunque la CORVI reasentó a varias decenas de miles de personas – sobre todo durante el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) -, tenía una dificultad de origen y se vio rápidamente superada, concluye Mario Garcés.

 

 

“El problema es que la construcción de la CORVI alcanzaba para sectores populares que tenían empleo y que tenían algún recurso, y que podían hacerse parte de estos planes, los pobres pobres de callampa o conventillo, no tenía ninguna posibilidad de postulación, por lo tanto la CORVI funcionó pero con muchos límites, con mucha debilidad. Eso hizo que año 1957 se produjera una invasión importante de sitios, en Chile se llama “toma de sitio” o “toma de terreno” que dio origen a la población La Victoria y yo sostengo que en algún sentido allí se inaugura esta disputa con el Estado, en el sentido que el mensaje que los pobladores de la Victoria le dieron el Estado es: “si ustedes no construyen, si el Estado no construye, nosotros construimos directamente nuestras viviendas”.

 

En efecto, muchas organizaciones de base y territoriales adoptan el método de la autoconstrucción, promovido internacionalmente por el arquitecto John Turner, por medio de una filosofía comunitaria.

 
 

1957: la toma de “La Victoria”.

La noche del 30 de octubre de 1957, alrededor de 1.200 familias provenientes del cordón de miseria de la ribera del río Mapocho de Santiago se toman un terreno llamado “La Chacra, La Feria”, en un sector relativamente céntrico de Santiago.

 

 

“el movimiento había aprendido que para tener éxito con la toma había que juntar simultáneamente en una noche al menos 500 familias. Todas ella provistas de una bandera chilena y de una carpa o cualquier elemento que permitiera guarecerse. Era octubre, tiempo bajo el punto de vista de la temperatura bastante bueno. Y así fue. En la toma partió aproximadamente a la 1 de la mañana. La gente llegó en los medios más inverosímiles, llegó en bicicleta en carretera, de mano, en bulto, todo. Parrillas, trasladándose silenciosamente hasta llegar a instalarse en la toma”.

 

La acción organizada de lxs pobladorxs produce inmediatamente la intervención de la policía, pero la toma está organizada y la gente resiste. Además, varios profesionales cercanos al Partido Comunista intervienen para hablar con el Cardenal José María Caro, quien accede a mediar ante el gobierno. Unos días después el gobierno acepta que lxs pobladorxs se queden. Así, debido al triunfo se bautiza la población como La Victoria.

 

Inmediatamente el camino abierto por La Victoria es seguido por otrxs organizaciones de pobladorxs “sin casa” desatándose una ola de ocupaciones en las que resuena un mensaje de gran valor político: la legitimidad del derecho a la vivienda no proviene del aparato (procedimental) del Estado sino de la acción colectiva organizada. La acción directa de la “Toma” se convierte así en la puesta en práctica de derecho a la vivienda. A través de las tomas de terreno, los barrios de la ciudad de Santiago se construyen con la participación activa de miles y miles de pobladores.

 

 

El gobierno de Eduardo Frei: de la “Operación Sitio”a la “Operación Tiza”

En 1964, en medio de un movimiento continental de transformaciones y demandas socio-políticas, el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva gana las elecciones en Chile con un lema de “revolución en libertad”. En el ámbito de la vivienda su programa promete integrar a los sectores pobres a las redes de la ciudad, evitando que continúen viviendo en asentamientos informales. En 1965 se crea el Ministerio de la Vivienda (MINVU) y se pone en marcha la “Operación sitio”

 

 

 

“ La Democracia Cristiana empezó a construir, pero muy pronto los planes quedaron por debajo de las necesidades y tal vez ya el año 65 y 66 esto se hizo visible en el contexto, muy propio de Chile, de un temporal, terremoto en la zona central, todos esos problemas agudizaban los problemas de vivienda entonces la DC inauguró paralelo a sus planes más formales de vivienda, un programa que se llamó “Operación sitio” y era un programa que consistía en entregar un sitio urbanizado, es decir, con agua potable, luz eléctrica, en lo posible con alcantarillado si no completo por lo menos en desarrollo y una pequeña vivienda prefabricada, ese fue el plan. Y habida cuenta también de los avances tecnológicos que permitían una industria de la madera con más desarrollo, la posibilidad de casa prefabricadas, en fin, el año ’65 la DC contaba con unas 10.000 viviendas de este tipo, digamos, por lo tanto la operación sitio podía empezar con una asignación de unas 10 mil. Y, entonces, en ese contexto se llamó a las personas más pobres a inscribirse en las oficinas del estado y del ministerio con a efecto de hacerse parte de este programa. La inscripción duró prácticamente una semana y el primer día se inscribieron 10 mil y otros 10 mil el segundo, en fin, bueno al término de la semana había unos 56 mil inscritos, por lo tanto la Operación sitio tenía 10 mil soluciones y la demanda y las necesidades eran 6 veces más mayor”.

 

Entre los años 1965 y 1970, unos 70 mil sitios fueron entregados, beneficiando a más de 380 mil personas. Sin embargo, la calidad de los sitios urbanizados era dispar, con lo que pobladores y opositores a esta política pública la comenzaron a llamar “Operación Tiza”, porque en muchos casos las entregas no superaban más que un lote trazado con este material.

 

El arte también se compromete con los pobres de la ciudad.

Hacia fines de la década de los 60s en Santiago, hay más de un millón de personas “sin casa”, casi un tercio de la población total. Las organizaciones de base se lanzan otra vez a la ofensiva conquistando también las simpatías de los sectores medios y llamando la atención de intelectuales y artistas, que expresan en sus creaciones las importantes transformaciones que se dan en las ciudades chilenas.

Victor Jara la Toma

 

En 1966, con motivo de otra toma importante, de la población Herminda de la Victoria, aparecen diversas obras artísticas como la película experimental de Douglas Hübner, Herminda de la Victoria (1966) y el disco conceptual de Víctor Jara, La Población (1967).

Douglas Hübner

 

 
Paralelamente, en la murallas de las ciudades comienzan a aparecer consignas y dibujos que plasman la emergencia de una cultura popular en la que lxs pobladorxs se constituyen como un importante actor político.

 

La Unidad Popular: la vivienda digna y el mejoramiento urbano “con la gente…”

Así, con un movimiento poblador en alza y con más de 150 ocupaciones en Santiago y otras ciudades, el programa de gobierno de Salvador Allende, candidato de la coalición de izquierda Unidad Popular, tiene claro que la vivienda es un problema político central. Por ello, cuando llega al gobierno en 1970 se propone realizar la mayor hazaña en la historia de la vivienda popular: la construcción en 1971 de 79.250 viviendas y completar la urbanización de 120.505 sitios. Pero, además establece que el derecho a la vivienda sólo es posible si se abandona la lógica mercantil y se trabaja directamente con la gente. El arquitecto Miguel Lawner estará al frente de esta política:

 

 

“Nosotros ya en el programa habíamos establecido que íbamos a darle prioridad a los sectores que hasta entonces no habían tenido nunca opción para su solución al problema habitacional.”

 

“Nosotros derogamos, mas bien no la derogamos pero incorporamos un nuevo factor que se llamó urgencia habitacional. Prioritario para definir las soluciones, a quien iríamos a favorecer con nuestro programa y esto permitió hacer realidad lo que se planteó , una solución social urbana sin pregonarla tanto pero practicándola de verdad. Porque el suelo urbano no le dimos valor especulativo con lo que se iba a permitir que en buenas localizaciones pudieran estar los que aspiraban a una solución habitacional que pudiera establecerse. Porque en general ayer como hoy la demanda habitacional suele siempre localizarse en el lugar donde la gente ya vive, ha creado sus arraigo, relaciones y todo” (…)

 

“De tal manera que de un programa habitacional exitoso, el primer año cumplimos, construimos 100 mil viviendas registradas por el servicio nacional de estadística, creo. Sabemos que hubo un número importante también en las zonas rurales que no registraban las estadísticas oficiales en Chile como consecuencia de la Reforma Agraria que hubo que implementar. Pero aquí el hecho es que hicimos muchos y prioritariamente fueron aplicados a los sectores sin casa”.

 

 

La Villa “San Luis”: una utopía hecha realidad.

Al frente de la Corporación de mejoramiento Urbano (CORMU) , Lawner se propone combatir la segregación en la ciudades de Chile. Bajo su dirección, la CORMU trabaja en coordinación directa con los comités de vivienda constituyéndose en un ejemplo de trabajo horizontal y cooperativo. Su lema es: el mejoramiento urbano no puede hacerse en prejuicio de la gente, debe hacerse con la gente.

 

En 1971, el gobierno popular hace un gesto claro para con el movimiento de pobladorxs sin casa y pone en marcha el proyecto “Villa San Luis”, una obra de gran envergadura justo al centro de una de la comunas más pudientes de la la capital.

 

 

 
“Esto es la razón por la cual nace la Villa de san Luis en la Las Condes destinada a los sectores sin casa de la Las Condes que en general es de personas como son ahora. Trabajadores de la construcción que viven en las Condes y donde su principal fuente de trabajo, en La Condes, Vitacura y Lo Barnechea, eran empleadas domésticas que trabajan ahí, jardineros, chóferes, etc. A título de que se aspiraban a seguir a estar en la esconde donde estaba su presumida fuente de trabajo, iban a para en la Pintana por los problemas de tránsito que ya había … 15: 33. Y no había razón alguna salvo que se especulara con el valor del suelo como suele pasar, pero nosotros no lo hicimos. Se pudo resolver así y todo el programa nuestro de la CORMU está en todo lo que hicimos en el gobierno popular está inserto al interior de la circunvalación Américo Vespucio. Es decir en los sectores donde efectivamente existía la demanda habitacional. Un magnífico proyecto.”

 

 

El proyecto “Villa San Luis” se hace realidad en 1972 y consiste en una nueva urbanización con su estructura habitacional de 27 edificios y 1.038 departamentos y significa la intervención urbana más emblemática de la Unidad Popular.

 

La KPD y la solidaridad de la URSS

Aunque el gobierno de Allende tiene la urgencia de construir viviendas, los problemas de abastecimiento de materiales, producto de la reacción interna y del bloqueo externo, dificultan mucho la tarea. Como si fuera poco, en julio de 1971 un fuerte terremoto de 7,5 grados en le escala de Richter sacude la zona central del país, dejando miles de casa en ruinas en la provincia de Valparaíso. Entonces, la solidaridad del bloque socialista se pone en marcha. La URSS dona un fábrica completa de paneles para casa prefabricadas y envía técnicos para que capaciten al personal local, recuerda el trabajador de la fábrica, Servando Mora:

 

 

“Sí, llegaron en un barco. E incluso se habla mucho de que se habría instalado otra fábrica en Concepción y los barcos que venían con esa planta tuvieron que devolverse porque los pilló justo el golpe militar y tuvieron que… se devolvieron, no alcanzaron a llegar al país porque se hubiera establecido esa planta en Concepción. Era un proyecto grandioso la verdad es que aparte de la dignidad de la gente, del trabajador de vivir en esa clase…donde son 56 m², nunca aquí en Chile se va a construir para un obrero o para gente del pueblo se va a construir unos departamentos de esa magnitud.”

 

 
La KPD (Edificación con Grandes Paneles» del acrónimo ruso «КПД ) fue impulsada en el período de Nikita Kruschev en América Latina y tiene dos versiones fundamentales: la versión cubana denominada «Gran Panel soviético» (1965) y los paneles «KPD» (1972), la versión chilena. Mora relata cómo empezó su trabajo en la KPD:

 

 

“Bueno y yo no dudé porque yo era soldador, ya tenía mis conocimientos como soldador en las dos cosas , y al arco.Y pensaba que yéndome a KPD no solamente aparte de realizar una labor política iba a acceder a la tecnología que traían de Rusia y aprender de eso, cosa que así fue, entonces por eso nos fuimos a trabajar a KPD, yo fui a trabajar a KPD que fue una etapa muy enriquecedora y aparte de eso el orgullo de estar participando en un proyecto que era el proyecto simbólico del presidente Allende de la vivienda de trabajar en la vivienda y para nosotros construir en ese momento era más allá de labores profesionales era también colaborar con el proyecto del presidente”.

 

El edificio de la UNCTAD III: que lo vea todo el mundo.

En 1971 las Naciones Unidas (ONU) decide, en perjuicio de México, que la Tercera Conferencia para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD III) se realice en Chile. El gobierno acepta y emprende la construcción de un moderno edificio para recibir a los más de 3.000 delegadas de todo el mundo que asistirán a la conferencia. Recuerda Miguel Lawner:

 

 

“Debe haber sido fin de marzo del 71, una concentración pública que tuvo lugar en la plaza de la constitución y que terminó con una intervención de Allende. Y cuando terminó el presidente su intervención yo estaba como un asistente mas allí. Dijo: tengo que comunicarles que Chile ha tenido el honor de ser designado sede de la próxima sede de la próxima conferencia mundial de la UNTAC III, tercera UNTAC, palabras que como comprenderás nadie tenía la menor idea de lo que significaba. Entonces el presidente añadió: Esto representa para nosotros un doble desafío. Primero tenemos que organizar esta conferencia donde asisten 3000 delegados provenientes de todo el mundo. Y segundo tenemos que construir un edificio porque no hay en Chile un edificio que pueda recibir esta conferencia.”

 

El presidente decide que la construcción de edificio recaerá sobre la CORMU y designa a Miguel Lawner como su responsable. Además, indica que el edificio debe levantarse en la Alameda (principal calle de la capital) para que “lo vea todo el mundo”. Comienza así una tarea contra el tiempo, pues el equipo dispone de menos de 1 año para realizar la obra. La construcción atrae la atención de todos los sectores, de la izquierda que ve en el edificio la realización de la utopía de un futuro socialista y de la derecha que espera y hace todo los posible para que la obra fracase. La socióloga argentina Mirta Palomino vive la historia de cerca, pues su departamento se ubica frente al futuro edificio:

 

 

 

“Había un cartel luminoso donde decía faltan “48 días, 47 días, 46 días” muy emocionante porque además en esa época era un edificio muy gigantesco”.

 

Con la ayuda de miles de voluntarios, los últimos cuatro meses se trabaja las 24 horas, en turnos netos de 8 horas. Diversos artistas nacionales e internacionales donan sus obras para el proyecto y se produce una impresionante resultado de arte integrado a la arquitectura, afirma el arquitecto Miguel Lawner:

 

 

“No se ha hecho en Chile ni creo que se vaya a hacer de nuevo, una obra semejante. Con este nivel de belleza y de compromiso, de relación arte y arquitectura a admirable, desde el comienzo mismo. Los artistas no llegaron a colgar unas telas en las paredes del edifico, sino que nos ayudaron a proyectar las puertas, los faroles, los cielos de cristal. Algunos pavimentos como el ingreso a la cafetería que diseñó nade menos que Nemesio Antúnez, etc. también de artesanos como las bordadoras de Isla Negra que hizo un tapiz maravilloso: la geografía de Chile de gran tamaño, desaparecido como la mayoría de las obras, o Manzanito, el mimbrero excepcional que colgó estos pescados de mimbre, ahora hay una réplica que no tiene la calidad de lo que hacía Manzanito, pero bueno…”.

 

El 3 de abril de 1972, el edificio de la UNCTAD III es inaugurado por el presidente Salvador Allende, quien en su discurso de inauguración señala: “La pasión y el fervor con que todo un pueblo construyó este edificio, son un símbolo de la pasión y el fervor con que Chile quiere contribuir a que se construye una nueva humanidad que haga desaparecer la necesidad, la pobreza el el temor..”

 

 

 

 

“El edifico muy rápidamente generó una atractiva popular inverosímil. Ya durante la conferencia era curioso ver, mientras hablaba la conferencia, la aglomeración de gente. Que se juntaba afuera, en la calle de la Alameda, una avenida ancha … simplemente para ver, porque era en Chile la primera vez que tu veías esto: africanos, asiáticos, con estas vestimentas tan espectaculares, la gente estaba tonta. Le tiraban a tocar, le pedían autógrafos, en consecuencia el edificio fue efectivamente concebido como un lugar abierto, para la comunidad.

 

El sociólogo argentino Héctor Palomino fue uno de los visitantes en aquel tiempo:

 

 

“Funcionaba sobre todo como comedor estudiantil, ese comedor era un lugar de reunión… funcionaba bastante y la mayor parte de nosotros íbamos a comer cotidianamente, nosotros no éramos estudiantes porque estaba abierto a todo el mundo. Íbamos a comer ahí y por otra parte en la UNCTAD se hacían montón de actividades, el congreso de sociología se hizo en la UNCTAD una vez inaugurado y eso era fantástico ver a todos los sociólogos del continente en frente de nuestra casa, era maravilloso eso”.

 

Pero, además de las múltiples reuniones y conferencias, el edificio de la UNCTAD III, que luego pasa a llamarse Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), se convierte en un lugar de reunión de artistas populares, recuerda Miguel Lawner:

 

 

“Rápidamente tods los jóvenes, sin que nadie lo tuviera programado empezaron a tocar guitarra. venía cualquiera y se paraba ahí a hacer mimo, cantar, cualquiera se presentaba allí y nadie los estaba programando pero resultaba natural. En consecuencia por supuesto que el edificio tuvo una vida… fue concebido como un espacio abierto para la comunidad funcionó así hasta el golpe militar”.

 

1973. Vuelta atrás: la Dictadura cívico-militar y la vivienda como mercancía.

Con el Golpe Militar de 1973 y la llegada de Augusto Pinochet al poder, la vivienda deja de ser un derecho irrenunciable de las personas y pasa a ser “un derecho que se adquiere con el esfuerzo y el ahorro”. La Dictadura prohíbe además las organizaciones de pobladores y establece que el acceso a la vivienda es una cuestión individual.

 

De esta manera, la segregación social se incrementa fuertemente con la liberalización del mercado del suelo. El valor de los terrenos urbanos céntricos aumenta considerablemente y comienza una fuerte especulación del suelo. Esto afecta particularmente a las poblaciones informales que se ubican en esa zona las que son erradicadas violentamente desde el centro de la ciudad hacia la periferia, concentrando la pobreza en comunas que no contaban con los equipamientos de salud, educación o empleo necesarios para el desarrollo, explica el estudioso de la historia de la ciudad, Mario Garcés:

 

 

“Los logros de los pobladores a la altura del Golpe eran de tal magnitud que era muy difícil hacerlos retroceder. Tú no podías eliminar las poblaciones que había surgido en los 60s, pero, lo que sí los militares podían hacer e hicieron fue expulsarlos de los sectores altos de la ciudad, los sectores de alta plusvalía del suelo. Entonces, los grandes erradicados en los años 80s son los pobres que había logrado habitar el sector de Las Condes, el sector alto de la ciudad. Y en el otro campo lo que la Dictadura hace es controlar la Junta de Vecinos, de establecer un sistema de soplones, de control administrativo y policial”

 

Rápidamente la dictadura emprende la destrucción de los símbolos que el gobierno de la Unidad Popular había levantado en la ciudad. El edificio de la UNCTAD III es ocupado, clausurado y muchas de la obras de arte son destruidas y saqueadas. La Villa San Luis, por su parte es puesta bajo control militar, los departamentos son allanados y los dirigentes detenidos. Las familias son obligadas violentamente a dejar sus viviendas, trasladas en camiones del Ejército y abandonas en lugares periféricos de la ciudad, mientras sus casas son entregadas a familias de militares. En los 90s el gobierno de la Concertación legaliza la ocupación de los militares, la villa es vendida a una inmobiliaria que procede a la demolición de los edificios…dejando solo su memoria.

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Epílogo: el regreso de lucha por una vivienda digna.

Durante los 17 años de Dictadura Cívico-Militar (1973-1990), la memoria de la Unidad Popular es proscrita y su símbolos destruidos o difamados. Más tarde, el modelo neoliberal de la postdictadura impone una estilo de vida basado el individualismo y el consumo, en desmedro de la solidaridad y el espíritu colectivo que caracterizó el tiempo de la Unidad Popular. Pero, los barrios populares guardaron esa memoria y la han vuelto a hacer visible a través de una nueva generación de pobladorxs que demandan vivienda digna para todxs.

 

 

Hoy a pandemia del COVID-19 expone las desigualdades que sacó a la superficie la revuelta social de octubre de 2019. Otra vez miles de pobladorxs de los barrios pobres recurren a las ollas comunes para poder comer, una necesidad no cubierta para todxs y reclaman su derecho a la ciudad. Regresan las Ollas Comunes, tal vez como señal de que un nuevo ciclo de luchas se abre paso en las ciudades de Chile.

 

03.09.2020 | 19 horas (UTC+2) ¿Regresan las Utopías? Del Chile de Allende a la Revuelta de 2019 y más allá… Conversatorio bilingüe, debate con invitados.

El pasado 3 de septiembre, ya entrada la noche en Berlín, dimos comienzo a la serie de conversatorios “¿Regresan las Utopías? Del Chile de Allende a la Revuelta de 2019 y más allá…” Conversamos y dialogamos a gusto, haciendo una lectura del presente y detectando sus nexos con los 1000 días de la Unidad Popular: las experiencias, los objetos culturales, las canciones, las demandas.

Gracias a lxs compañerxs de Vitrina Dsytópica (Mauro, Katia y Pato) por su mirada sobre el Chile de la revuelta, a Evelyn Hevia por sus aportes sobre la memoria y al “Mono” González por su testimonio de lucha y su arte al servicio del pueblo.

Dejamos a su disposición una versión en audio de todo el conversatorio.

Aquí sus últimas animaciones, hechas en tiempos de cuarentena y editadas por Pancho Brzovic en París:

El pueblo defiende su dignidad

El pueblo tiene hambre

Sólo el pueblo ayuda al pueblo

Homenaje a Allende

La reforma agraria – la tierra para quien la trabaja

Chile: un país pobre y feudal

Chile, 1916: durante días, Tancredo Pinochet Le-Brun, un político y publicista disfrazado de jornalero, anota en su diario las condiciones de la vida rural en la Hacienda Camarica. Describe una pesadilla:

 

“Se trabaja de sol a sol. Se come un pan de desayuno, sin café ni te, sin agua caliente; un plato de porotos a mediodía, sin pan; y otro pan al concluir el día. Después de esto, la bestia humana […] no se desviste en un dormitorio; se tira en un montón de paja a la intemperie, y al día siguiente se levanta, sin lavarse, se despereza, y comienza de nuevo a trabajar de sol a sol…“

 

Las descripciones de la vida cotidiana en el fundo del entonces presidente en ejercicio, Juan Luis Sanfuentes, provocan una tormenta de indignación. Sin embargo, para los más de dos millones de personas afectadas, que viven en condiciones casi feudales, sin servicios básicos suficientes y sin oportunidades de educación, casi nada cambiará en los próximos tres decenios.

 

La población rural chilena vive ignorante de la Reforma Agraria en Guatemala, frustrada violentamente en 1954. Pero sí conoce los avances que está haciendo la Revolución Cubana (1953-1959), que acaba con el latifundio y redistribuye la tierra para los campesinos…Chile, 1916: durante días, Tancredo Pinochet Le-Brun, un político y publicista disfrazado de jornalero, anota en su diario las condiciones de la vida rural en la Hacienda Camarica. Describe una pesadilla:

Inquilinos en la hacienda de Su Excelencia

 

Francia: centro empobrecido, periferia en conflicto

A principios de la década de 1950, Europa sigue lidiando con las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. También ahí, grandes sectores de la población se han empobrecido. En París, inadvertida para la burguesía acomodada, existe una grave falta de vivienda y el hambre está desenfrenada. El joven Henri Antoine Grouès, de 27 años, más tarde conocido en todo el mundo como el Abate Pierre, funda la asociación Emaús. Comparte con los más pobres su relativa prosperidad e intenta que el país tome conciencia de la miseria social:

“Una mujer ha muerto congelada esta madrugada en la acera del bulevar de Sebastopol, con la notificación judicial de expulsión de su domicilio aún aferrada a su mano”

 

Durante el crudo invierno de 1954, en un programa en Radio Luxemburgo, el Abate Pierre clama indignado:

 

“No podemos aceptar que sigan muriendo personas como ella. ¡Que tanto dolor despierte el alma maravillosa de Francia!”

 

La ira del activista capuchino se dirige también contra las condiciones imperantes en esa parte del mundo conocida como el «Tercer Mundo». Junto con el sociólogo Yves Goussault, funda el IRAM (Institut de recherche et d’application de méthodes de développement), un instituto de investigación para orientar la acción práctica contra la miseria en el mundo.

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En 1956, Goussault y algunos compañeros comienzan a trabajar en el recién independizado Marruecos. Mientras que los gobiernos franceses son reacios a abandonar sus colonias, y desatan incluso la guerra en Argelia, algunos jóvenes graduados de escuelas agrícolas, como Dominique Genty, miran a África con otros ojos: quieren poner sus saberes al servicio de los nuevos estados independientes y apoyarlos en el desarrollo rural.

 

“La mayoría de la gente del IRAM estaba marcada políticamente por la guerra de Argelia, que nos interesaba por varias razones. Vivíamos la época de las independencias, y nuestra generación pujaba por las independencias. De este modo, nos parecía natural decir: el objetivo de nuestra generación es ayudar a construir la independencia. Esto nos interesaba técnicamente, pero pienso que, políticamente, todos éramos también sensibles a los problemas de desarrollo que venían con la independencia: la formación de técnicos nacionales, las relaciones con los campesinos, etc.».

 

EE.UU.: Paz en el “patio trasero” mediante una Alianza para el Progreso.

 

Rebelión política en África, guerrilleros barbudos en el Caribe. Los EE.UU. diversifican sus estrategias de policía mundial. En 1961, el mismo año en que Franz Fanon, en su conocida obra Los condenados de la tierra, llama abiertamente a la lucha contra el colonialismo y el imperialismo, el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, se dirige así a los habitantes de América Latina en un discurso televisivo:

 

«En toda América Latina, un continente rico en recursos y en logros espirituales y culturales, millones de hombres y mujeres sufren diariamente las degradaciones de la pobreza y el hambre. Carecen de una vivienda decente o de protección contra las enfermedades. Sus hijos se ven privados de la educación y del trabajo, que son las puertas de entrada a una vida mejor.

 

Por lo tanto, hago un llamado a todos los pueblos del hemisferio para que se unan en una nueva Alianza para el Progreso, un inmenso esfuerzo cooperativo, sin paralelo en magnitud y nobleza de propósito, para satisfacer las necesidades básicas del pueblo americano en cuanto a hogar, trabajo y tierra, salud y escuela».

La tierra es una necesidad que en América Latina se ve obstaculizada principalmente por los grandes latifundios. En Chile, a mediados de la década de 1950, el 80% de todas las tierras agrícolas se concentraban en 10.000 latifundios, mientras que la mitad de los campesinos no poseía absolutamente nada.

 

Esta desigualdad social tenía consecuencias: ganan popularidad los sindicatos de trabajadores agrícolas (las Ligas Campesinas), activos desde los años veinte, y los partidos de izquierda -como el Partido Socialista (PS), fundado en 1933- encuentran también apoyo en el campo. La coalición liberal-conservadora del Presidente Jorge Alessandri, que detenta el poder desde 1958, sufre un gran derrota en las elecciones parlamentarias de 1961.

 

El gobierno ya no puede ignorar la cuestión social en el campo, especialmente ahora que los Estados Unidos amenazan abiertamente con recortar la ayuda económica a todos los países que no lleven a cabo cambios estructurales.

Barraclough y la “reforma del macetero”

En 1962, Alessandri promulga finalmente una ley actualmente conocida en Chile como la «Reforma del macetero». En lugar de cambios estructurales, esta ley, que en principio reconoce la posibilidad de expropiaciones, conduce a la compra y redistribución de 50.000 hectáreas de tierra, que en ese momento corresponden solamente al 1% de la superficie agrícola.

 

Los grandes terratenientes, a menudo representados directamente en el Congreso, hacen todo lo posible por ocultar sus nuevos derechos a la población rural. Los folletos de propaganda son destruidos y a los sindicalistas se les reprime fuertemente. De este modo, son los niños y jóvenes, como Francisca Rodríguez, quienes pasan de contrabando las noticias a los trabajadores:

“Nosotros éramos los que podíamos entrar. De niños, antes de que hubiera reforma agraria, nos usaban para trasladar propaganda adentro. Y la propaganda tenía siempre dibujos porque los campesinos no sabían leer. Entonces sólo nosotros podíamos llevarla, porque los campos, los fundos, eran una puerta cerrada, y las reuniones se hacían a medianoche. Era un trabajo absolutamente clandestino. […] Yo primero lo hacía inconscientemente porque muchas de las cosas que hice en el campo eran mandado. En mi caso, mandados de mi abuelo. […] Él fue uno de los primeros anarcosindicalistas.”

 

A pesar de todas sus deficiencias, la nueva ley sentó las bases para la creación del Instituto Nacional de Desarrollo Agrícola (INDAP), el Consejo de Desarrollo Agrícola (CONSFA) y la empresa estatal CORA. Todas estas instituciones fueron, bajo diferentes colores políticos, instrumentos importantes para una política agrícola progresista. Junto con la Comisión Interamericana de Desarrollo Agrícola (CIDA), estas organizaciones cambiaron gradualmente la forma en que los habitantes de las ciudades veían la vida rural, recuerda el entonces estudiante Luis Salinas:

„La pregunta era esta: cómo podía ser concebible una agricultura en convivencia con un estado capturado en pocas manos, y con una producción basada en terrenos abandonados. Así aparecieron en el año 65 los informes técnicos del CIDA (Consejo Interamericano de Desarrollo Agrícola) que hablaban de la distribución la tierra en Chile como de un escándalo.“

 

Quien está detrás de estos informes es Solon Barraclough, un graduado de Harvard que anteriormente se había hecho un nombre como economista crítico en los estados del sur de los EE.UU., donde también apoyaba a los campesinos sin tierra.

 

La conexión franco-brasileña

Agrarreform Brasilien

En 1963, el IRAM implementó las primeras misiones en América Latina. En París, el joven agrónomo chileno Jacques Chonchol, quien acababa de obtener su doctorado en la Sorbona, propone llevar una campaña de divulgación a Chile. No obstante, la dirección de IRAM tiene en la mira a Brasil, donde el gobierno de João «Jango» Goulart había anunciado en marzo de 1964 una importante expropiación y redistribución de las tierras entre los campesinos, razón por la cual, solo tres semanas después, sería obligado a exiliarse como consecuencia de un golpe militar.

 

Es así que la posibilidad de Chile se reabre. Un consejero del Ministerio francés de Asuntos Exteriores recomienda ponerse en contacto con un tal «Chonchol», que acaba de convertirse en vicedirector del INDAP en Santiago y tiene gran interés en llevar cooperadores internacionales al país…

 

La Reforma Agraria de los democratacristianos

PDF Revista Campo lindo

Desde 1964 gobierna en Chile Eduardo Frei Montalva, del Partido Demócrata Cristiano (DC). Los curas progresistas de la Iglesia Católica han estado desde hace tiempo organizando campañas educativas para la población rural y apoyando sus demandas laborales. Con una segunda ley, de 1967, el gobierno de Frei amplía decisivamente la Reforma Agraria, pues a través de ella se facilita la expropiación y redistribución de la tierra y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población.

 

Al instituto de formación de INCIRA (que forma parte del INDAP) se unirán pronto los primeros agrónomos franceses. Olivier Delahaye, del IRAM, recuerda bien el choque cultural:

“En Chile teníamos un contexto muy distinto al de Argelia, o al de Níger, porque había una estructura latifundista muy enraizada, y era muy distinto el trabajo de los campesinos africanos al de los campesinos de Chile. Porque los campesinos de Chile tenían la visión del patrón, y cuando empieza la reforma agraria, muchas veces le decían “patrón”, o “jefe” a los técnicos agrícolas mandados por la corporación de la reforma agraria. Entonces, ¿cuál fue el punto de partida? Era un poco complicado, teníamos la idea que había que empezar desde abajo.”

“Empezar desde abajo” significaba fortalecer la base hasta lograr la autodeterminación. Para ello, la lectura y la escritura resultaban imprescindibles. No obstante, muy pocos trabajadores agrícolas las dominaban. A esta tarea se dedica el educador brasileño Paulo Freire, que trabaja en INCIRA junto con muchos otros exiliados, incluyendo ministros y asesores del gobierno derrocado de Goulart. Todxs ellxs aportan una gran cantidad de conocimientos técnicos en cuestiones agrícolas. Y Freire, además de los cursos especiales de alfabetización, se ocupa también de que los cursos de formación técnica sean comprensibles para todos. Así lo recuerda Francisca Rodríguez:

“Toda la estructura de gobierno del INCIRA, que era era el instituto de Capacitación estatal, lo generó Paulo Freire. Generó también un sistema de láminas. Todavía me acuerdo, porque las láminas eran muy lindas. Con ellas se iba a hacer la alfabetización. Se trabajó mucho la gráfica para el campo. Allí hubo grandes brigadas de alfabetización. No solamente Paulo Freire; todos ellos generaron una propuesta desde el punto de vista de la formación, del desarrollo comunitario, de la organización.”

 

Para el gobierno de la Democracia Cristiana es importante mantenerse al frente de todos estos cambios, dado que la población rural constituye una base electoral cada vez mayor para el partido. Las mujeres habían logrado el derecho a voto en Chile desde 1949, pero su organización política es entonces aún limitada y la distribución de los papeles es clara: sólo el seis por ciento de los miembros de los sindicatos rurales son mujeres. Por ello, en los llamados «Centros de Madres», la población rural femenina encuentra espacios para reunirse y educarse. Alicia Muñoz, que desde niña había trabajado para un terrateniente, advierte el error de rechazar precipitadamente estos lugares por su poco “emancipador” título:

“Y la participación mía, ahí en el Centro de Madres, como decía Francisca, fue fundamental. Con el proceso de la reforma agraria, iba gente de los pueblos pequeños a hacer alfabetización, a hacer capacitación. Con esta gente uno se iba formando.”

 

A lo largo del país, las mujeres se conocen y establecen vínculos más estrechos en estos cursos:

“Por primera vez podíamos salir de la casa a un espacio público. Los centros eran pequeños, pero se podía conversar de distintas cosas. Vivíamos en casas muy apartadas unas de las otras, eran kilómetros para ir a visitar, para llevar una gallina de regalo a una señora. A veces, para ir a visitarlas, le echabas un día. Tenías que pensar que tendrías que quedarte allá para volver al otro día.”

 

Sin embargo, en lo que respecta a las expropiaciones, la Reforma Agraria no avanza tan rápidamente como se había previsto. A pesar de que al final del mandato de Frei se socializarían más de tres millones de hectáreas de tierra, estas sólo representan el 13% de todas las tierras cultivables. Los demócratas cristianos intentan un peligroso equilibrio: por un lado, no delegar a la izquierda las demandas políticas de los campesinos, y por otro, no hacer el ridículo ante la oligarquía rural. Frei vende su política como una «revolución en la libertad», pero obtiene poco apoyo entre los grandes terratenientes. En 1968 escribe el comprometido economista Solon Barraclough:

 

«En Chile, donde recientemente unos pocos terratenientes han perdido sus tierras a causa de algunas medidas extremadamente modestas de la Reforma Agraria, ¿sabe usted qué es lo que muchos de ellos resienten y estarían dispuestos a hacer casi cualquier cosa para rectificar? No es la pérdida de riquezas o incluso de tierras lo que les afecta, sino que los «campesinos» ya no sean humildes y sumisos».

 

A finales de los años 60, incluso los jóvenes -tales como el agrónomo Luis Salinas- pierden la paciencia con la Democracia Cristiana. Se produce una serie de dimisiones dentro del partido, y en 1969 los disidentes, incluido Jacques Chonchol, fundan el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). Para Salinas y los demás estaba claro que la Reforma Agraria debía continuar por otros medios:

“A veces, como no había respuesta por parte de los empleadores en la negociación colectiva, el proceso pasaba a toma, y los campesinos presionaban tomándose los fundos. Y ahí venía toda la prensa, e iban los estudiantes a apoyar. Iban otras organizaciones de obreros: obviamente el partido estaba detrás. Los estudiantes de la universidad llegaban a las tomas, a convivir, a conversar. A mostrar su solidaridad.”

 

El equilibrio de intereses de la Democracia Cristiana había fallado. Entre 1968 y 1970, el número de huelgas de trabajadores agrícolas se multiplica por diez, hasta alcanzar un total de 1.580 paros laborales. La ocupación de tierras cultivables se cuadruplica en el mismo período hasta llegar casi a 2.000. Entre los territorios expropiados hay también tierras en el sur del país, tierras usurpadas violentamente al Pueblo Mapuche en el XIX y entregadas a colonos de ascendencia europea. Ahora, algunos dirigentes mapuches reivindican sus demandas junto al Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR)…

 

Un nuevo comienzo en el campo

QUIMANTU Nosotros los chilenos. La lucha por la tierra

En 1970 hay elecciones en Chile. Así lo recuerda en retrospectiva la serie “Nosotros los Chilenos”, en el volumen “La Lucha por la tierra”:

“Y mientras transcurrían los primeros meses de 1970 ,y se acercaba la fecha de la elección presidencial que definirá el futuro de Chile, los latifundistas – con sus esperanzas puestas en la reelección del ya senil Jorge Alessandri – se mostraban cada vez más audaces. Ya se hablaba abiertamente de los arsenales acopiados en las haciendas, “para defenderse del despojo”. Y frente a la presión patronal se multiplicaban las tomas de fundos, sobre todo en las provincias de Cautín y Valdivia.”

El candidato de la DC, Radomir Tomic, intenta encontrar una mayoría para la continuación del trabajo del gobierno y promete intensificar las acciones de la Reforma Agraria. Pero es en vano: la alianza de izquierda de la Unidad Popular (UP), liderada por el socialista Salvador Allende, gana las elecciones.

El punto número 24 del programa de las primeras medidas de la Unidad Popular, dice:

UNA REFORMA AGRARIA DE VERDAD

Profundizaremos la Reforma Agraria, que beneficiará también a medianos y pequeños agricultores, minifundistas, medieros, empleados y afuerinos. Extenderemos el crédito agrario. Aseguraremos mercado para la totalidad de los productos agropecuarios.

 

40 Medidas PDF

 

Sin embargo, la profundización de la Reforma Agraria resulta difícil. Los campesinos sin tierras tienen una visión diferente a la de los pequeños propietarios en torno a los problemas de la vida rural. Y las posiciones de los partidos de la coalición gobernante complican más estos debates, recuerda Olivier Delahaye, del IRAM:

“La Unidad Popular era una unión, una alianza de siete partidos. Y había allí algo fatal […] que era el cuoteo. O sea, se registraba, se elegía, se nombraba a los responsables de todos los niveles hasta el nivel local, en función del porcentaje de votos que había recibido su partido en las elecciones. Eso era realmente muy catastrófico.”

 

Algo distinto piensa Alicia Muñoz: a pesar de todas las disputas partidarias, la Reforma Agraria operada con la llegada de la UP al gobierno, desarrolla una nueva calidad de vida, en especial para las mujeres:

“En el tiempo de la Unidad Popular conocí yo lo que era el apoyo externo, sobre todo el de las mujeres de las comisiones agrarias de los partidos. La comisión agraria del partido socialista para mí fue muy importante. Porque eran mujeres agrónomas que llegaban al campo para toma parte de la educación popular. Pero eran mujeres de partido, que iban a captar a las mujeres campesinas. Allí conocí lo que significaba un partido político. Y yo creo que si hubiese llegado primero el partido comunista, hubiera sido comunista, porque una era inocente. Lo que vimos en el partido fue, sobre todo, esta solidaridad.”

 

Durante esta época, el agrónomo Luis Salinas viaja por los asentamientos rurales intentando encontrar puntos de mediación. Los acalorados debates sobre si dividir la tierra individualmente, o establecer modelos cooperativos después de las expropiaciones, costaron al principio mucha energía innecesaria:

„El problema está en que todo esto es una cuestión teórica, porque el proceso de acuerdo a la ley era que vendría un período intermedio entre la expropiación y la asignación. Este proceso era de al menos tres años, en los cuales se supone que el campesino empezaba a tener más manejo de la tierra […] Yo creo que todos los técnicos pensamos que la mejor forma era la asignación, según la reforma agraria de cooperativa. Pero muchos campesinos estaban en contra. En fin, muchos pensaban en la cosa individual, estaban acostumbrados a tener un pequeño terreno para producir…“

 

Para poner fin a este interminable debate sobre las formas de propiedad, el Ministerio de Agricultura, dirigido entre tanto por Jacques Chonchol, insiste en la necesidad de mayor capacitación y promueve nuevas formas de organización colectiva. Una tarea en absoluto fácil, como recuerda Olivier Delahaye:

“La idea genial vino en realidad de un chileno, Gonzalo Pugas, que me dijo «mira, toma los papeles y los marcadores”. Los campesinos tenían que calcular su propia producción, estudiar su balance económico del año pasado, y calcular el plan económico del año siguiente. Entonces tenían que calcular los costos de tal cultivo, con sus datos. Eso fue extraordinario, eso fue sin duda un descubrimiento tanto para los campesinos como para nosotros. El campesino, con un marcador en la mano, tenía mucha soltura, y hablando con los compañeros, sabían elaborar su propio proyecto. Eso fue realmente un gran éxito. Después hubo unos manuales, el “libro azul” creo que se llamaba.“

Expropiaciones aceleradas, falta de maquinaria, nuevas huelgas.

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Medio año después de la toma de posesión de Allende, el gobierno ya ha expropiado 750.000 hectáreas de tierra para la Reforma Agraria. La transferencia de la tierra no siempre está exenta de conflictos: a veces los antiguos propietarios destruyen deliberadamente los sistemas de riego o los medios de producción; los antiguos fundos se vuelven objeto de ataques, como recuerda Francisca Rodríguez:

“Eran mucho el odio, la rabia. A veces los campesinos se desquitaban, quemaban las casas patronales. Cuando la casa patronal podría haber sido un centro, una escuela. Pero era la respuesta a muchos años de sometimiento: una pasión muy fuerte que llevaba a la gente a hacer ciertas cosas.”

 

La mayoría de las veces los latifundistas conservan parte de sus tierras, las zonas más fértiles, además de llevarse todo el equipo y la maquinaria agrícola, para protegerlos de la nacionalización. Es esta otra de las razones por las que la Reforma Agraria no logra cumplir con su objetivo de aumentar rápidamente la producción.

 

El simple hecho de comprar nuevos tractores en el extranjero resulta ser un doble problema. En 1971, el peso chileno pierde considerablemente su valor. Además, el gobierno estadounidense de Richard M. Nixon impide deliberadamente la exportación de maquinaria agrícola a Chile. La solución resulta ser el Universal-650: un tractor naranja hecho en Rumania, del cual el gobierno chileno ordena 10.000 unidades. No obstante, el uso del nuevo tractor no es fácil, como lo describe retrospectivamente el agricultor Lucho Montoya en su libro Viaje a las Estepas :

 

“Vinieron a buscar el tractor, y llegando allá nomás se les fundió, porque no sabían como hacerle el mantenimiento como debía ser: parece que no les habían echado aceite.“

 

Tanto o más difícil que mantener en funcionamiento los tractores rumanos resulta convencer a los campesinos para que adopten un método de producción colectiva. Para Olivier Delahaye, del IRAM, fue este uno de los principales obstáculos:

„El problema de una empresa colectiva, es que mucha gente ahí no tiene una dedicación fanática al trabajo, sino todo lo contrario. ¿Como hacer trabajar la gente? No con argumentos ideológicos. Donde mejor funcionó fue donde vivían los asentados, como se les llamaba: personas que antes eran medieros del patrón. Era muy sencillo, la mano de obra tenía que cumplirle al mediero con 600 metros de lechuga limpia por hora. Había una tarifa completamente “clara”.

 

La falta de máquinas y de motivación se compensa en muchos lugares con campañas de trabajos voluntarios. No sólo de Chile, sino también de Argentina y Uruguay: jóvenes voluntarixs que llegan al país durante sus vacaciones de verano. Francisca Rodríguez aún recuerda el entusiasmo de esta cooperación solidaria:

“¿Cuál era el mayor apoyo que llegaba al campo? Los estudiantes y los trabajadores voluntarios. Las brigadas de trabajo voluntario. Se hicieron construcciones inmensas. Por ejemplo, yo preguntaba el otro día qué pasó con el «tren de cabildo». 2000 jóvenes, estudiantes, trabajadores, pobladores, estuvimos todo el verano trabajando para construir la represa que iba a mejorar el riego de muchas tierras. Se hicieron muchas obras con la ayuda de gente joven en el campo. Te digo construcción de escuelas, alfabetización, cosecha. Porque estaban los camiones, hasta los camiones de basura, las ambulancias, todo servía para poder trasladar la producción hacia la ciudad. Esto se hacía con un compromiso muy grande. La alegría, el sentimiento de estar ahí, era inigualable. Nos sentíamos héroes por lo que estábamos haciendo.”

 

A finales de 1971, “los héroes” deben enfrentar una nueva resistencia. En el Parlamento, la profundización de la Reforma Agraria encuentra muchos opositores políticos, incluso en las filas de la Democracia Cristiana. La DC está desde hace tiempo activa en la oposición. Aunado a esto, se registran los primeros ataques de grupos paramilitares para sabotear la producción y el suministro. En noviembre, un incendio provocado por personas desconocidas destruye miles de toneladas de alimentos destinados al comercio minorista en Valparaíso.

 

El 19 de noviembre, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) anuncia que continuará con las ocupaciones para una «reforma agraria revolucionaria». La gente de la ciudad, incluyendo internacionalistas como el sociólogo alemán Klaus Meschkat, también participan en acciones de solidaridad:

“Recuerdo que nunca me gustó la vida en el campo. Soy una persona de ciudad. Pero una vez fuimos a Temuco para participar en una acción del MIR [Movimiento de Izquierda Revolucionaria]. No éramos miembros, más bien simpatizantes. Viajaba con un amigo periodista de Alemania y juntos participamos en la ocupación de una hacienda cerca de Temuco. Pasamos la noche en una tienda de campaña. Creo que fue la primera vez que pasé la noche en una tienda de campaña. Y ciertamente no repetiré esta experiencia. Pero por una buena causa, como ocupar una hacienda, se hacen locuras».

 

El 13 de diciembre, los grupos regionales de la Unidad Popular, junto con el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), proponen mediante el «Acuerdo de Linares» una línea común para las expropiaciones en el campo. La idea: disolver inmediatamente todas las grandes propiedades privadas de tierra, y operar la colectivización sin compensación de todas las tierras agrícolas de más de 40 hectáreas. El Partido Comunista declara la propuesta nula y sin efecto.

 

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Más brasileños

A principios de 1972, cientos de colaboradores extranjeros participan en la Reforma Agraria. Están, por ejemplo, los agrónomos de la Universidad de California, que tratan de aliviar el boicot comercial de su gobierno compartiendo su experiencia productiva adquirida en climas parecidos al de Chile. Se encuentran, también, los expertos en riego del movimiento israelí Kibutz, que construyen un sistema de canales en el Valle del Choapa, mismo que sigue en uso hoy en día. Participan también antiguos compañeros internacionalistas de Luis Salinas:

„Yo sé, por ejemplo, que tenía compañeros de agronomía que eran de Ecuador o de Haití, y que se fueron a trabajar al campo. Trabajaban en las instituciones agrarias, incluso con cargos de responsabilidad, como jefes de área…“

 

Más y más refugiados se unen pronto a este círculo de expertos. En Uruguay, la izquierda militante es atacada y perseguida, especialmente la guerrilla de los Tupamaros. En Brasil, los críticos del régimen son encarcelados y luego deportados al extranjero; el gobierno chileno es el primero en abrirles las puertas. Muchos de ellos encuentran un nuevo hogar en el campo o fundan nuevos asentamientos junto con campesinos agricultores chilenos en las tierras expropiadas. Sobre este fenómeno recuerda Alicia Muñoz un caso particular, el de los Choapinos:

„Los Choapinos eran agricultores que venían del valle del Choapa; por eso ellos se bautizaron acá como Los Chapinos. A este lugar, a la construcción de este villorrio, llegaron compañeros brasileños. Hasta el día de hoy los compañeros de ahí los recuerdan como trabajadores del campo, y recuerdan cómo ayudaron en el proceso de instalación.“

 

Con el fin de organizar los nuevos asentamientos a nivel nacional, así como de controlar su producción de manera eficaz, la UP propone al Congreso la creación de “consejos de campesinos”. Al no conseguir la mayoría, el gobierno instaura estos nuevos consejos por decreto. A pesar de todo, la introducción práctica resulta muy conflictiva, como recuerda el ex Ministro de Agricultura Jacques Chonchol en un artículo con motivo del 50º aniversario de la Reforma Agraria:

 

«Cada grupo campesino aspiraba a que los primeros fundos expropriados correspondieran a aquellos indicados por ellos mismos. […] Además, también se presentaba el caso de fundos no expropiables según los requisitos de la misma ley. Todo esto se resolvió, parcialmente, mediante el establecimiento de prioridades para cada zona geográfica especifica, con la mediación de los Consejos Campesinos correspondientes. Hubo limitación legal […] sin embargo, en más de 150 comunas del país se alcanzaron a construir.»

“La revolución chilena en el campo.”

Los Mapuches y la colectivización

Al analizar la medidas de la Reforma Agraria, llama la atención que las demandas del Pueblo Mapuche parecen haber recibido poca atención durante el gobierno de la UP. Luis Salinas explica por qué:

„El sector Mapuche no estaba incluido porque la Reforma Agraria consideraba solo al campesino. De este modo, los mapuches fueron considerados solamente como campesinos, y no como un pueblo ni como una etnia. Ninguna de estas cosas estaban planteadas, a pesar de que hoy día parezcan lógicas. No se preocupaban de las comunidades.“

 

Lo anterior no es del todo cierto. De hecho, el presidente Allende reacciona rápidamente a las protestas y demandas de los mapuches, y prepara la promulgación de una nueva Ley Indígena. Además, ordena la expropiación acelerada de las tierras indígenas. Sólo entre diciembre de 1970 y marzo de 1971, 150.000 hectáreas son devueltas a las comunidades.

 

Por esos mismos días, en la región sureña de Temuco, el ministro de Agricultura Chonchol pide la asesoría del antropólogo checo Milan Stuchlik, quien investiga las comunidades mapuches desde finales de los años 60. Stuchlik aconseja que no se reorganicen los territorios mapuches como simples colectivos agrícolas, dado que ellos rechazarán cualquier interferencia del Estado en sus tierras. Finalmente, la disputa se salda proponiendo un compromiso en el que los pequeños agricultores deberán aprender los beneficios de las formas colectivas de trabajo por medio de proyectos piloto. Estas iniciativas van siempre acompañadas de posibilidades de capacitación y de la compra estatal directa de manufacturas para las comunidades indígenas. Dicho enfoque, en retrospectiva, resulta ambivalente para la pedagoga alemana Ilse Schimpf-Herken, que trabajaba en el sur de Chile en este momento:

«Había de hecho un enfoque comunicativo. Pero yo no fui tan crítica como para preguntarme qué significa realmente el analfabetismo. ¿Qué significaba integrar a las mujeres indígenas en la economía de mercado? ¿Qué le hace eso a sus vidas, a su roles culturalmente construidos? No pensé en todo eso en ese momento. Estábamos tan seguros de que el socialismo era el camino correcto».

 

Las dudas sobre el éxito de la Reforma Agraria también las expresan Milan Stuchlik y su mujer Jarka, cuando en 1972 visitan algunos latifundios expropiados en el sur de Chile. Observan que entre los mapuches es difícil la llegada de las instituciones estatales. Jarka Stuchlik escribe:

 

«Durante aquellos viajes descubrimos que en los latifundios en los que ya se había aplicado la reforma, reinaba el caos absoluto. Nadie cosechaba, ni sembraba, ni araba. En vez de trabajar, todos estaban en pie de guerra. Los campesinos, convencidos de que en cualquier momento serían atacados por los que habían sido sus patrones, pasaban día y noche patrullando armados. Todo el mundo predecía que la hambruna ya estaba a la vuelta de la esquina.”

 

 

La lucha por el abastecimiento

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Desde 1972 se libra en Chile una batalla por la producción. Así lo deja ver la Sociedad Nacional de Agricultura al declarar, el 11 de marzo, que Chile deberá importar el 40% del trigo para consumo, debido a que la situación en el campo es desastrosa, producto de “la inestabilidad de los productores frente a las amenazas y ocupaciones ilegales de la CORA, que constituyen un permanente atropello a la persona y a la ley”. El gobierno, por su parte, reconoce una importante tendencia inflacionaria.

 

Olivier Delahaye, del IRAM, también nota cómo la situación del suministro de productos se deteriora lentamente.

“Había muchas cosas que faltaban en la vida cotidiana, pero no era algo tan catastrófico como en Venezuela, nada que ver. Era más simple, se veía en la calle una fila de gente y alguien preguntaba, qué hace toda esta gente aquí. A menudo la gente se quedaba y seguía la fila.”

 

Aunque realmente nadie sufre de hambre, la situación es muy tensa. Boicots comerciales, sabotajes aquí y allá. Pero también problemas internos. En retrospectiva, Francisca Rodríguez considera un gran error no haber utilizado más los conocimientos específicos de las mujeres campesinas para el desarrollo de estructuras de autogobierno.

“El único sistema de producción que había era el que los viejos desarrollaban en su «goce», en el pedazo de tierra que les daban para su huerta. Y este pedazo de tierra era trabajado por las mujeres y los hijos. O sea, la mujer tenía mucha más claridad frente al proceso de producción para alimentar la familia, que la que tenía el campesino que trabajaba bajo órdenes. Fue un error de la Reforma Agraria: ignorarnos a nosotras. No considerar a las mujeres.”

 

Pero las mujeres no tuvieron realmente muchas oportunidades de convertirse en miembros de pleno derecho de las cooperativas agrícolas. Solon Barraclough, agrónomo estadounidense, no culpa tanto al gobierno de la UP como a las estructuras mecanicistas del campo. En un texto que describe una reunión entre una delegación gubernamental y algunos campesinos, señala que estos últimos terminan afirmando:

 

“Siempre hemos votado a Don Salvador (Allende), pero si él insiste en que nuestras esposas e hijas descuiden sus tareas domésticas y la os niños para ayudar a dirigir nuestra cooperativa, no debería contar con nosotros en el futuro».

 

Los cambios sociales cuestan tiempo, y la Unidad Popular no lo tiene. Hay continuamente nuevas crisis que enfrentar y soluciones que improvisar: comisiones para el abastecimiento, mano de obra, importaciones de otros países socialistas. A largo plazo, la cooperación internacional tendrá que mejorar. El 4 de septiembre de 1973, docenas de jóvenes campesinos son enviados a una escuela agrícola en al URSS para recibir formación.

 

A mediados de 1973, la UP había expropiado 6,6 millones de hectáreas de tierra. En Chile el latifundio era casi historia, como dice Luis Salinas:

„La mayoría de los fundos fueron expropiados en el ultimo año del gobierno de Allende. Por eso, a la derecha le fue muy fácil regresar a la manera antigua después del golpe , puesto que no habían terminado el proceso final de la nueva organización.“

El Golpe, el exilio y la contra Reforma Agraria

El 11 de septiembre de 1973, la radio informa en los sectores rurales que un golpe militar ha derrocado al gobierno constitucional de la Unidad Popular. Los dirigentes campesinos y agrónomos que trabajan en la Reforma Agraria son perseguidos. Luis Salinas, que en esos momentos estaba en una gira de inspecciona en las cooperativas, es arrestado:

“Me cortaron el pelo. Después de nuestra detención, fuimos interrogados hasta la noche. Finalmente, a los campesinos los soltaron y a los dos funcionarios, junto al chofer, nos encerraron en la cárcel, donde estuvimos aislados e incomunicados. Ahí estuve 10 días. De de allí, me trasladaron a otro regimiento, para ser interrogado con tortura.”

 

Los agrónomos franceses del IRAM se libran por poco. Muy pronto notan que, después del golpe, otros vientos corren en el ICIRA, explica Olivier Delahaye:

“Vino el nuevo director del ICIRA, un joven agrónomo de 24 años, con cuatro soldados a sus espaldas. Traía una carta dirigida a todos los expertos extranjeros, entre los que nosotros nos contábamos, que decía llanamente: “están despedidos”. Y entonces pensamos: bueno, ¿qué vamos a hacer? Fuimos a la embajada, afortunadamente había un asesor cultural con quien nos entendimos muy bien. Así que le dijimos, «aquí estamos, nos gustaría quedarnos y ayudar a la gente a escapar y asilarse. Pero recibimos esta carta». Y él dijo, «bueno, tenemos que engañarlos». Entonces nos dio una carta con la misma fecha en la que decía que la otra carta no era válida. Así pudimos ayudar a mucha gente a asilarse. Nos quedamos durante tres meses, o dos meses y medio.»

 

Después de que los golpistas desestimaran la idea inicial de bombardear selectivamente las cooperativas agrícolas, la dictadura cívico-militar llevó a cabo, en los 17 años siguientes, una anti reforma agraria de gran alcance. Los antiguos dirigentes fueron perseguidos, asesinados o forzados al exilio. Un tercio de las tierras nacionalizadas se devolvieron a los latifundistas. Otro tercio se vendió a los inversores privados, la piedra angular de los actuales monocultivos en Chile, orientados a la exportación. El resto de la tierra se repartió entre las familias campesinas que apoyaban silenciosamente al régimen. El caso más extremo fue el de las tierras mapuches, que casi en su totalidad fueron arrebatadas violentamente para ser devueltas a los antiguos usurpadores.

 

Faltará todavía bastante tiempo para que le movimiento campesino vuelva a organizarse. El trabajo sindical se hace otra vez desde la clandestinidad, como en la primera mitad del siglo XX. Mujeres como Alicia Muñoz y Francisca Rodríguez juegan en ello un papel decisivo:

“Trabajé mucho tiempo en la clandestinidad.Organizamos un montón de cosas: la primera huelga de hambre de mujeres la organizamos nosotras. Un montón de cosas a las que nosotras llamábamos “gestas heroicas”. Incluso hubo compañeros que, desde la cárcel, hicieron medallas para entregárselas a las mujeres que estuvieron ahí.”

 

Para mantener alejados a los colaboradores internacionales como Solon Barraclough, la Junta Militar les acusa de haber participado en grupos armados y de haber hecho propaganda marxista contra las Fuerzas Armadas chilenas. Acusaciones infundadas, que los militares también utilizan para destruir toneladas de material educativo. La intención es eliminar toda una historia de cambios sociales.

 

No obstante, la Reforma Agraria chilena continuará fuera del país, especialmente en los Estados socialistas africanos y en los países no alineados. Allí, los agrónomos chilenos trabajan como consultores para los gobiernos o como expertos para las ONGs y las organizaciones internacionales. Por ejemplo, las actividades del IRAM en Argelia serán coordinadas durante 12 años por Daniel Rey, un antiguo empleado de la CORA. Y no es el único, recuerda Dominique Genty, el entonces jefe del IRAM:

«Mi relación con Chile se produjo con el golpe de Estado. Hubo muchos chilenos a los que ayudamos a salir para Francia. Como teníamos un proyecto de extensión agrícola en Argelia, formamos un equipo de ocho chilenos y un francés. Trabajamos bien juntos, con algunas dificultades a veces, pero en general fue bien. Esa fue una forma de apoyo a Chile».

PRENSA EXTERNA

La Reforma Agraria ayer y hoy

Hoy, más de 50 años después del comienzo de la “Reforma de los maceteros”, los productos agrícolas chilenos son conocidos mundialmente: vino, arándanos, paltas. Todo hecho en Chile. La vida de la aldea ha desaparecido en muchos lugares: en la década de los noventas muchas pequeñas parcelas de tierra fueron compradas, y forman ahora parte de un desierto verde agro-industrial. En tierra mapuche los territorios forestales son dominados por un puñado de empresas familiares que prosperaron durante la dictadura. Migrantes del Perú, Haití y Bolivia son contratados como trabajadores temporales, y en condiciones de precariedad. Las familias de los pequeños agricultores luchan por sobrevivir todos los días, maldiciendo las papas importadas de Bulgaria.

 

¿Qué queda de la Reforma Agraria? Luis Salinas cree que la situación de los campesinos es, en parte, como lo era en los años 50:

„La agricultura cambió, pero el sector campesino sigue igual. Han vuelto los viejos tiempos. Claro que hay ciertas mejoras: los viejos ahora tienen una bicicleta o una camioneta. Pero la situación sigue siendo complicada, muy complicada para ellos. El problema está sobre todo en los precios de comercialización de los productos que ellos tienen.“

 

Sin embargo, desde el final de la dictadura, los gobiernos en Chile, tanto de derecha como de izquierda, han confiado en la mano invisible del mercado, en vez de desarrollar una política agraria centrada en los intereses de la población. Solon Barraclough, que después de su trabajo en Chile luchó durante muchos años en todo el mundo por una política agraria justa, criticaba ya en 1999 este dogma neoliberal:

 

«No hay pruebas de que la Reforma Agraria pueda realizarse como resultado de políticas “amigables” derivadas del mercado. El registro de los títulos de propiedad de la tierra, y la promoción de acuerdos amistosos para transacciones de tierra entre vendedores y compradores, no cambian por sí mismos las relaciones de poder en favor de la gente pobre en zonas rurales. En muchos casos, es probable que esas políticas refuercen las estructuras agrarias de poder, al proporcionar a los grandes terratenientes y a los especuladores una protección jurídica adicional, dejando al mismo tiempo el poder de negociación de los pobres igual o peor que antes».

 

El agrónomo francés Yves-Roger Marchant, que también pasó varios años en Chile con el IRAM a finales de los sesenta, advierte además que el actual modelo dominado por las exportaciones pone en peligro la seguridad alimentaria de la población.

«En 2008, hubo disturbios por hambre en unos 30 países de todo el mundo, porque el precio del arroz y el precio del trigo subieron un 50 o 100% en unos pocos meses. Así que por ese lado hay un gran peligro. Los países que dependen demasiado de las importaciones de alimentos pueden encontrarse en situaciones extremadamente peligrosas. Así que, sí, la soberanía alimentaria es un concepto que debe ser desarrollado. Y así, para mí, importar uvas o manzanas de Chile, aunque me gusta mucho Chile, es una aberración desde todo punto de vista. No tiene sentido.”

 

Alicia Muñoz y Francisca Rodríguez tienen un punto de vista similar. Desde hace años, junto con otras mujeres, se han organizado en la Asociación Nacional de Campesinos e Indígenas, ANAMURI. Su preocupación es clara: Chile necesita una nueva Reforma Agraria. Dice Muñoz:

“No vamos a renunciar a esto. Todo lo contrario. Pueden ser utopías como dicen algunos. Puede que estemos locas, sin embargo, a pesar de todo, la lucha latinoamericana y mundial se nutre y se fortalece. Y cuando aparece la consigna de “sin socialismo no hay feminismo”, por ejemplo, o “el camino de la humanidad para la construcción de un socialismo latinoamericano”, yo creo que es una tremenda esperanza.”

 

Para hacer realidad esta utopía, ANAMURI dirige una escuela agrícola feminista, organiza reuniones y se compromete en la creación de cooperativas orgánicas orientadas a producir para la población local en lugar de para la exportación. Son pequeños pasos, pero Francisca Rodríguez está segura de que es el camino correcto.

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“Cada actividad nuestra es un proceso de formación. Cada actividad, por pequeña que sea, es un proceso de formación. Creo que lo hemos aprendido de los brasileños. Construimos una mística de la organización que está presente en cada uno de nuestros debates. Nosotras cuidamos los símbolos de la vida, y los tenemos que cuidar y garantizar para asegurar la defensa del planeta. Pero también, para nuestra apuesta política y contra la invasión del capital. Es por esto que somos anticapitalistas, antipatriarcales y antimperialistas.”

 

Una simple mirada a las horas de trabajo de lxs trabajadorxs temporales del latifundio chileno en el siglo XXI, como en el caso de empresas como la del ex ministro Gabriel Ruiz-Tagle, muestra lo importante que es producir una alternativa real para el campo: allí, miles de mujeres cosechan uvas por el salario mínimo, a menudo más de 16 horas al día, «desde el amanecer hasta el atardecer».

 

Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo

A las 4 de la madruga del 11 de septiembre varias patrullas militares asaltan y allanan la sede del diario Clarín. Víctor Pey, su director, escapa y busca refugio. A las 6 de la mañana Pey logra hablar con su amigo Allende: el golpe está en marcha. En él participan el Ejército, la Marina, la Aviación y Carabineros.

Allende se dirige a la Moneda acompañado de su guardia personal, los miembros del GAP (Grupo de amigos del presidente), lleva consigo el AK-47 que le regaló Fidel Castro. A las 9.10, desde las dependencias de Radio Magallanes el presidente Allende se dirige al país por última vez:

“…sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores! “, así terminaba la aventura chilena de una socialismo democrático…

Mientras tanto en el mundo…

Conmoción mundial por el golpe militar y la muerte de Salvador Allende

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Tercer aniversario: unidad y combate

El 4 de septiembre, con una gran marcha, los partidarios de la Unidad Po-pular celebran el tercer aniversario de la elección de Salvador Allende. La consigna principal es “Unidad y combate”, y los manifestantes solidarizan con los marinos acusados de sedición por la Armada.

El 6 de Septiembre los medios dan a conocer el plan que está implemen-tando el Gobierno para el control computacional de todo el sistema eco-nómico chileno, denominado “Cybersyn”. El programa está dirigido por el británico Stafford Beer y el chileno Fernando Flores.

Un barco procedente de la República Democrática Alemana (DDR) arriba a Coquimbo, portando una donación de ese país al pueblo de Chile consis-tente en 3.600 toneladas de harina, 400 toneladas de pescado en conser-vas y 100 toneladas de medicamentos.

Mientras tanto en el mundo…

Esa misma semana en la ciudad Hanoi, en Vietnam se realizan actos de solidaridad con el pueblo chileno y de condena al imperialismo yanqui.

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Décimo cambio de gabinete

el 28 de agosto el presidente Allende reestructura por décima vez el gabinete de ministros. En él se mantiene la importante presencia de miembros de las FF.AA. Paralelamente, el presidente Allende anuncia que debido a la grave sitiación interna, no asistirá a la Conferencia de Países No Alineados, que se celebrará en Argelia.

Mientras tanto en el mundo…

En esos mismo días, Libia anuncia que nacionalizará el 51% de los activos de las companhias petroleras del país.

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Renuncia el Ministro del Interior y Comandante en Jefe de las FF.AA.

Ante las múltiples presiones civiles y militares, el 24 de Agosto el general Carlos Prats presenta su renuncia como Ministro del Interior y Comandan-te en jefe del Ejército. Lo seguirá en el cargo el general Augusto Pinochet…

Mientras tanto en el mundo…

Esa misma semana el “Comité Cuarenta”, dirigido por el asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger, que coordina las actividades anticomunistas globales del gobierno norteamericano, del Pentágono y la CIA, aprueba un apoyo adicional de un millón de dólares para los partidos de la oposición chilena y el movimiento de los gremios del transporte y el comercio.

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Allende habla al país en un clima de sabotaje

El 13 de agosto el presidente Allende se dirige al país en cadena de radio y TV y manifiesta con gran preocupación: “estamos al borde de una guerra civil y hay que impedirla”. Pero el discurso queda interrumpido por un múltiple atentado dinamitero contra torres de alta tensión, que deja sin energía la central hidroeléctrica Rapel y a la central Cerro Navia, de Santiago. Durante media hora quedan sin energía eléctrica la capital y las provincias de Santiago, Valparaíso, O’Higgins, Aconcagua y Coquimbo.

Mientras tanto em el mundo…

el 15 de agosto cesa el bombardeo de Camboya por parte de Estados Unidos poniendo fin a 12 años de combates en el sudeste asiático. La medida es una continuación de los Acuerdos de París.

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La presencia militar regresa al gabinete de gobierno

Los tres comandantes de las Fuerzas Armadas y el general director de Ca-rabineros pasan a formar parte de nuevo gabinete del gobierno. El 9 de agosto asumen como subrogantes en los cargos militares, el general Au-gusto Pinochet, el vicealmirante José Toribio Merino, el general de la Fuer-za Aérea Gustavo Leigh y el general de Carabineros Jorge Urrutia.

Mientras tanto en el mundo…

En Colombia, el 7 de agosto, se inicia la operación “Anorí”, llevada a cabo por el ejército en contra del grupo guerrillero Ejército de Liberación Na-cional (ELN).

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Diálogo con la Democracia Cristiana.

El 30 de julio el gobierno popular se reúne con los dirigente antigolpistas de la Democracia Cristiana (DC) Radomiro Tomic, Renán Fuentealba y Bernardo Leighton. Allende con el apoyo del Patido Comunoista (PC), inicia el diálogo en procura de una solución de los problemas que atraviesa el país.

Mientras tanto en el mundo…

El diario francés Le Monde publica una entrevista a Salvador Allende, en la que éste aclara que a pesar de la grave crisis que vive le país, el programa de la Unidad Popular seguirá su curso.

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Un nuevo paro de los camioneros y el edecán de Allende es asesinado

El 26 de julio s inicia un paro indefinido de la Confederación de Dueños de Camiones bloqueando distintos tramos de la Carretera Panamericana -hoy Ruta 5-, que une a Chile desde Arica a Puerto Montt. La huelga duró hasta el 11 de septiembre. Un día después, en un atentado perpetrado por Patria y Libertad, fallece el comandante Arturo Araya, edecán naval del Presidente Salvador Allende.
Mientras tanto en el mundo…

El 25 de julio la Unión Soviética lanza al espacio la sonda espacial Marte 5.

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Diálogo con la DC para salvar la situación.

El 19 de julio, en un estado de gran tensión y de franco clima de rebelión, desabastecimiento y carestía de la vida, el gobierno propone a la Democracia Cristiana (DC) la reanudación del diálogo político para encontrar una solución dentro de los cauces constitucionales. Renán Fuentealba, presidente de la DC está también por el diálogo, pero pone importantes condiciones.

Mientras tanto en el mundo…

El 20 de julio en Hong Kong muere el Bruce Lee, actor, filósofo y fundador de las artes marciales Jeet Kune Do.

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Cordones industriales: “no devolveremos las fábricas”

El 15 de julio, la coordinadora provincial de los “Cordones Industriales” (organizaciones obreras de base), declaran que para “profundizar el poder popular” las empresas tomadas por los trabajadores en la mañana del 29 de Junio, como respuesta al “Tancazo”, no serán devueltas a sus propietarios.

Mientras tanto en el mundo…

En un clima de violencia y confrontación, el presidente de Argentina Héctor Cámpora presenta su dimisión. Toma su lugar Luis Alberto Lastiri del Partido Justicialista.

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Cristianos: con el pueblo o contra el pueblo?

El movimiento de Cristianos por el Socialismo reparte un volante en es-cuelas y en fábricas en le que pone: “Amigo cristiano, ahora… estás con el pueblo o contra el pueblo? Mientras tanto el 2 de Julio la Cámara de Dipu-tados rechaza el proyecto del gobierno para declarar el “Estado de Sitio” en todo el país, con motivo de la sublevación de los militares golpistas.

Mientras tanto en el mundo…

Esa misma semana se crea la Drug Enforcement Administration (DEA)que desde el principio adopta métodos del servicio secreto e incorpora a agen-tes de la CIA entre su personal.

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El “Tancazo”: sublevación militar contra el gobierno

El 29 de Junio un grupo de militares pertenecientes al Regimiento Blindado N° 2 y liderados por el Teniente Coronel Roberto Souper, intenta derrocar al Gobierno de Allende, llegando a disparar contra La Moneda. El hecho es sofocado por los militares leales al gobierno. El reportero argentino Leonardo Heinrichsen, que cubría la noticia, filma su propia muerte producida por los disparos de uno de los militares golpistas.

Mientras tanto en el mundo…

El 27 de Junio en Uruguay el presidente Juan María Bordaberry, con el apoyo de los militares, perpetra un autogolpe de Estado, disuelve el Parlamento y comienza una dictadura cívico-militar.

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Los gays se hacen visibles por primera vez

El 22 de junio un grupo de 20 manifestantes de los grupos gays del centro de Santiago, toman la Plaza de Armas para protestar contra la violencia de que son objeto y denunciar el abuso policial en su contra. Un día después en el Parque O’Higgins se inaugura el evento “Ofensiva Cultural Antifascista” en la que participan diferentes artistas e intelectuales comprometidos con el gobierno popular

Mientras tanto en el mundo…,

El 20 de junio, tras 18 años de exilio, regresa Juan Domingo Perón a la Argentina. A su llegada en le aeropuerto de Ezeiza francotiradores disparan contra la multitud matando a 13 personas (“Matanza de Ezeiza”).

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Violentos enfrentamiento en Santiago.

El 15 de junio la Alameda, principal avenida de Santiago, es ocupada por trabajadores en huelga de la mina El Teniente, en momentos en que el presidente Allende trata de llegar con sus dirigentes a una solución. Los carabineros despejan la calle mediante el uso de gases lacrimógenos y vehículos blindados, la ciudad entra en caos y hay violentos enfrentamientos que producen la muerte del obrero Milton da Silva y dejan decenas de heridos.

Mientras tanto en el mundo…

El 16 de junio en Irak se crea el Frente Nacional Patriótico, dominado por el Partido Socialista de la Resurrección Árabe (BAAS) y con participación de los comunistas.

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A pesar de las huelgas, la producción de cobre se mantiene.

El 3 de junio se cumplen 46 días de huelga de gran parte de los 13.500 mineros de El Teniente. En Chuquicamata, un sector de los trabajadores está igualmente en huelga en adhesión a sus compañeros: de 4.166 sólo trabajan 2.619. Corporación Nacional del Cobre (CODELCO) anuncia, no obstante, que la producción de cobre está a niveles “normales”.

Mientras tanto en el mundo…

El 1 de junio en Grecia, una junta militar abole la monarquía y declara una república.

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Allende propone una nueva Constitución para Chile

El 21 de mayo, en su tercer mensaje ante el Congreso pleno titulado “Por la democracia y la revolución, contra la guerra civil”, además de denun-ciar el sobotaje sistemático de la extrema derecha, Allende señala la ne-cesidad de una nueva Constitución Política para Chile. El presidente lla-ma a debatir el anteproyecto de una nueva carta magna, que entre otras importantes cuestiones contempla una “Cámara de los Trabajadores” y la generación democrática del Poder Judicial. Esa misma semana se lleva a cabo la Jornada Nacional de Trabajo voluntario, cuyo lema era “Chile trabaja para Chile”, en la cual participan más de 3 millones de personas en apoyo al gobierno.

Mientras tanto en el mundo…

El 25 de mayo, en Argentina, Héctor Cámpora es elegido presidente. Será el primer presidente elegido democráticamente después de la proscrip-ción del peronismo en 1955. Allende asiste a la toma del mando.

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“Liberar a Chile de la dictadura marxista”

El 14 de mayo, en allanamiento de locales de Patria y Libertad son requisadas grandes cantidades de armas y arrestados varios de sus miembros. Días antes, desde Buenos Aires, su líder Roberto Thieme proclama la necesidad de una
guerra civil para “liberar a Chile de una dictadura marxista”. El gobierno prohíbe las reuniones de manifestaciones de esta colectividad.

Mientras tanto en el mundo…

17 de mayo: en Nueva York, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluye a la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud.

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