(Marienburgo, 1937 – )
Cuando Urs Müller-Plantenberg dejó Chile en marzo de 1973 la situación de gobierno de Allende era incierta y crítica. Los movimientos golpistas habían escalado: el paro de los camioneros de octubre del 72, sumado al permanente boicot de los empresarios había dejado al país en una estado catastrófico, a pesar de los esfuerzos del gobierno por restablecer la normalidad. Los atentados con bomba sobre líneas férreas y tendido eléctrico se multiplicaban a lo largo del territorio y la prensa oligarca no daba tampoco tregua contra Allende. En el trasfondo, como sabemos, la CIA y el departamento de estado del EE.UU. apresuraban la conspiración golpista para evitar que Chile se convirtiera en un modelo revolucionario no sólo para los países de la región, sino también para países europeos como Francia e Italia. Por último, la contradicción de caminos que planteaba el avance chileno al socialismo provocaba fragmentación y pugnas al interior del proceso. Antes de las elecciones parlamentarias del ’73 Müller-Plantenberg escribía: “si los partidos de la Unidad Popular quieren convertir sus votos en más diputados y más senadores, tienen que tratar de dividir a la oposición, asegurando al mismo tiempo su propia unidad. Sobre esto no hay que olvidar que la repartición de votos depende menos de las maniobras de la oposición, que de la política que van a llevar a cabo el gobierno y los partidos de la Unidad Popular en los meses que quedan.” De regreso a Alemania en junio, organiza rápidamente el “Chile Komitee” y funda la revista “Chile-Nachrichten” (Noticias de Chile), medio informativo y solidario con el gobierno de Allende…
Pero, la relación de los Müller-Plantenberg con Chile había empezado antes, en 1968 cuando Clarita, su esposa, recibió la invitación para realizar una estancia de investigación en Talca, centro sur de Chile y ella aceptó con una sola condición: “voy si mi pareja viene conmigo”. Llegaron a Valparaíso luego de 1 mes en barco, travesía en la que hicieron amistad con Marta Harnecker quien les previno de la presencia en Chile del Proyecto Camelot, patrocinado por el Ejercito de los EE.UU. que incorporaba las ciencias sociales en el trabajo de contra insurgencia. Al llegar la joven pareja se integró a trabajar en el Instituto de Capacitación e Información en Reforma Agraria (ICIRA) y su objetivo fue analizar ciertos aspectos relacionados con las medidas de Reforma Agraria del gobierno de Frei Montalva; Clarita se concentró en la problemática de las mujeres pobres, mientras Urs se interesó por analizar las reacciones de los terratenientes “momios” y sus estrategias de oposición a los cambios que se estaban dando a nivel nacional.
En el año 68, cuando aparece el viaje a Chile en el horizonte, la sensibilidad social y política de Urs se encuentran en su enésima potencia: ha militado en la Federación Socialista Alemana de Estudiantes (SDS) y luego de su expulsión el 1965, en el Club republicano (RC), ambas organizaciones de la izquierda extraparlamentaria que ponían acento tanto en la lucha contra las estructuras autoritarias y racistas de la propia Alemania, como en los procesos de liberación del Tercer Mundo. Allí se había formado políticamente en contacto con gente como Klaus Meschkat, Rudi Dutschke, el chileno Gastón Salvattore, Alex Schubert, Hans Magnus Enzensberger, entre otrxs. Por ello, al llegar a Chile sus redes internacionalistas le permiten el contacto con la oficina de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Santiago y con varios intelectuales y artistas como el cabaretista Wolfgang Neuss. Pero, entre ellos hubo un personaje que sería clave en la vida, no sólo de los Müller-Plantenberg sino también para muchxs alemanxs internacionalistas que fueron a Latinoamérica en los años 60 y 70: el teólogo e investigador Franz Josef Hinkelammert… Terminada la estancia en Talca, los Müller-Plantenberg regresaron a Berlín.
Pero la historia de los Müller-Plantenberg con Chile no estaba cerrada. A principios de 1972 Jacques Chonchol, por entonces director del Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN) de la Universidad Católica y experto en cuestiones agrarias del gobierno de Allende, preguntó a su amigo Hinkelhammert, si conocía algún sociólogo alemán que pudiese analizar el curso y las consecuencias de las medidas económicas que el gobierno estaba implementando y que hacían prever un mayor poder adquisitivo en las clases populares. Hinkelhammert tomó el teléfono y llamó a los Müller-Plantenberg a Berlín diciendo, en tono imperativo: “tienen que regresar a Chile”.
Así comenzó la segunda vida de los Müller-Plantenberg en Chile, pero ahora bajo un gobierno revolucionario. Urs se incorporó de inmediato a trabajar en el CEREN donde encontró un ambiente abierto y cosmopolita: belgas, argentinos, bolivianos, españoles en conjunto con investigadorxs chilenxs se esforzaban por crear teoría de la mano de los cambios sociales y políticos que el país estaba viviendo. En su trabajo Müller-Plantenberg realizó una seria crítica a las previsiones demasiado optimistas del ministerio de economía – dirigido por el socialista Pedro Vuskovic-, explicando que aunque con la intervención estatal en el aparato productivo la clase trabajadora mejoraría su situación, ni la producción aumentaba, ni el poder adquisitivo mejoraba, ni el consumo cambiaba sus patrones marcados por la pobreza.
El CEREN, así como el Centro de Estudios Socioeconómicos (CESO) de la Universidad de Chile fueron nodos de redes internacionales en los que se debatió en perspectiva global lo que estaba sucediendo en Chile. El CESO con una presencia determinante de marxistas brasileños entra al debate de los cambios sociales en el contexto del capitalismo dependiente Latinoamericano y de las estructuras coloniales, mientras que el CEREN –tal vez con más vínculos con la gestión de gobierno – promueve una interesante discusión sobre los Medios de Comunicación de Masas, la Reforma Agraria, la cuestión Mapuche, el movimiento campesino, la juventud urbana, el cristianismo socialista, el papel de la cultura y de la universidad, etc.
De vuelta a Berlín en marzo del ’73, Müller-Plantenberg escuchó la noticia del golpe de estado en una pequeña radio que tenía en su oficina de la Universidad Libre de Berlín (FU) e inmediatamente se coordinó para organizar una manifestación para el día siguiente, a la que acudieron 20.000 personas. Consumado el golpe militar, Urs se mantuvo activo en la solidaridad con lxs exiliadxs chilenxs y, en 1974, formó parte de la fundación del FDCL (Forschungs- und Dokumentationszentrum Chile-Lateinamerika). En su calidad de latinoamericanista y profesor de la Universidad Libre de Berlín (FU), Müller-Plantenberg contribuyó en forma decisiva a consolidar el Centro de Estudios Latinoamericanos (LAI) y, durante más de 30 años, formó estudiantes tanto de Europa como de Latinoamérica, lo que sentó las bases para convertir al LAI en un centro que hoy en día acoge a muchxs jóvenes latinoamericanos de diferentes países. En las fiestas del Instituto en los años 80s, se le recuerda tocando la guitarra y bailando, siempre con una copa de vino cerca y después limpiando el local hasta el amanecer. Müller-Plantenberg por su parte recuerda la intensidad de los días de la Unidad Popular como una cuestión de piel, expresada en la letra de una canción que por primera vez escuchó en otra pequeña radio, pero en su casa de Santiago:“porque esta vez no se trata de cambiar un presidente, será el pueblo quien construya un Chile muy diferente”.
Me gustaría ubicar a Urs y Clarita. Los busco desde hace mucho sin encontrarlos
Hola Anne Marie, voy a reenviar tu mensaje a Clarita. Saludos