Para los años setenta tanto la rembetika como el sonido emblemático del bouzouki se habían ablandado. De su pasado en los puteros del pueblo, frecuentado por marineros, matarifes y prostitutas ya todo se había disuelto en manos del estado que lo había adoptado como música nacional. Es entonces que aparece Mariza Koch haciendo una relectura de varias canciones tradicionales (entre ellas Arabas Perna) y les dio un tratamiento roquista. Agrego a los instrumentos habituales guitarra eléctrica, bajo y batería así como órgano eléctrico. Los arreglos ganaron fuerza al incorporarle algo de la sicodelia de la época y, la voz de Mariza que sin duda fue lo más espectacular de toda la interpretación. Ella encabezó a toda una pléyade de músicos que actualizaron el sonido de la música popular griega, dotándole además de un sentido social de resistencia frente a los experimentos fallidos de los militarotes. Posteriormente representó a Grecia en eurovisión donde se dio a conocer a nivel mundial. No hace mucho volvió aparecer ahora denunciando el trato de la unión europea tras la crisis económica del país. Los años pasan sin duda, razones para alzar la voz por lo visto nunca.